El gobierno de Canadá anunció un plan para reducir el número de inmigrantes aceptados en el país en un 27% durante los próximos tres años. Según el Ministerio de Inmigración, en 2025 se aceptarán 395,000 residentes permanentes, lo que representa una caída del 21% en comparación con los 500,000 aprobados el año anterior. En 2026 la cifra se reducirá a 380,000 y en 2027 se espera aceptar a 365,000 inmigrantes, un 27% menos de lo inicialmente anunciado. Este cambio se justifica como una medida para aliviar la presión en vivienda, infraestructura y servicios sociales, y así promover el crecimiento económico y la prosperidad social a través de la inmigración.
El anuncio representa un cambio significativo en la política de inmigración de Canadá, que ha experimentado una década de crecientes niveles de inmigración. Este cambio se produce en un contexto político en el que el Partido Liberal, liderado por el primer ministro Justin Trudeau, se encuentra rezagado por más de 20 puntos detrás del Partido Conservador en las encuestas. La popularidad de Trudeau, tanto dentro de su propio partido como en la opinión pública, ha disminuido debido al aumento de los precios de la vivienda, el costo de vida y los problemas en servicios básicos como la sanidad. Esta reducción en la inmigración podría ser una forma de abordar las preocupaciones económicas y sociales que afectan a la población canadiense.
El gobierno canadiense ha argumentado que esta disminución en la inmigración se debe a las cambiantes necesidades del país, y busca evitar problemas como la presión en vivienda, infraestructura y servicios sociales a largo plazo. Se espera que esta medida contribuya a un crecimiento económico sostenible y a una mayor prosperidad social a través de una gestión más controlada de la inmigración. Aunque Canadá ha sido conocido tradicionalmente por su política acogedora hacia los inmigrantes, este nuevo plan refleja la necesidad de equilibrar la inmigración con las necesidades internas del país.
La reducción en la aceptación de inmigrantes en Canadá ha generado debate y preocupación entre diferentes sectores de la sociedad. Algunos argumentan que es necesario controlar la inmigración para proteger la economía y los servicios sociales del país, mientras que otros critican la medida por considerarla discriminatoria o contraria a los valores de apertura y diversidad de Canadá. Con el aumento de la desigualdad económica y social en el país, el gobierno se enfrenta al desafío de encontrar un equilibrio entre la protección de los intereses nacionales y la promoción de la inclusión y la diversidad.
En un contexto internacional de creciente incertidumbre y tensiones políticas, Canadá se ve en la necesidad de reevaluar su política de inmigración y buscar formas de abordar los desafíos internos que enfrenta. La reducción en la aceptación de inmigrantes podría ser una estrategia para gestionar las presiones económicas y sociales, y garantizar un crecimiento sostenible a largo plazo. Sin embargo, es importante que estas medidas se implementen de manera equitativa y respetando los derechos de los inmigrantes, para no comprometer los valores de inclusión y diversidad que han definido a Canadá como un país acogedor y multicultural.