El ascenso de Claudia Sheinbaum como la primera presidenta elegida en las urnas de México ha despertado un sentido de responsabilidad en la ex presidenta costarricense Laura Chinchilla, quien se ha sentido evaluada de forma especial durante su mandato. Chinchilla ve esta oportunidad como un honor y como la posibilidad de romper los techos de cristal que existen para permitir que las mujeres jóvenes sueñen con alcanzar la cima del poder político. Sin embargo, la historia y la tradición machista en América Latina sugieren que las mujeres líderes pueden enfrentar retos peculiares en el poder.
Sheinbaum ha sido electa para gobernar México entre 2024 y 2030, y ha tenido que lidiar con críticos que la acusan de ser una continuación del gobierno de López Obrador. La desconfianza sobre la capacidad de liderazgo de las mujeres presidentas ha sido una constante desde que Violeta Barrios de Chamorro se convirtiera en la primera presidenta electa del continente en 1990. En la región, existen solo dos jefas de Estado en ejercicio en la actualidad, lo que muestra una falta de continuidad en la presidencia de mujeres en América Latina.
Algunas mujeres que han sido presidentas en sus países, como Michelle Bachelet, Laura Chinchilla y Mireya Moscoso, han ofrecido recomendaciones para Sheinbaum. Bachelet, quien presidió Chile en dos mandatos, sugiere que Sheinbaum trabaje incansablemente para cumplir sus promesas y promueva las cualidades únicas que las mujeres pueden aportar al liderazgo. Chinchilla destaca la importancia de la comunicación para contrarrestar los prejuicios y normas sociales que debilitan la imagen de las mujeres en el poder. Moscoso, la primera presidenta de Panamá, anima a Sheinbaum a buscar la unión de todos los mexicanos y trabajar por el bien de la nación.
El ascenso de Sheinbaum y la presencia de otras mujeres presidentas en América Latina marcan un hito en la historia política de la región. Sin embargo, el machismo y los prejuicios todavía persisten en la sociedad, lo que puede condicionar la cobertura mediática y el juicio sobre las capacidades de las mujeres en el poder. Sheinbaum se enfrenta a un arduo trabajo y una responsabilidad importante al llegar a la presidencia de México, pero cuenta con la voluntad, el deseo y el carácter para lograr un buen desempeño en su cargo. Es necesario que todos los mexicanos la apoyen en esta labor tan dura y se unan para trabajar por el bien de todos.