El 2 de mayo se celebra el Día Mundial Contra el Bullying o Acoso Escolar, una problemática que afecta a millones de niños y adolescentes en todo el mundo y que causa al menos 200 muertes directas cada año. El bullying se manifiesta a través de comportamientos verbales o físicos repetitivos que causan daño temporal o permanente en la víctima, pudiendo tener consecuencias como bajo rendimiento escolar, síntomas de depresión, baja autoestima e incluso el deseo de atentar contra la propia vida.
Existen señales que pueden indicar si un niño es víctima de bullying en la escuela. Los niños que sufren acoso escolar pueden tener miedo de ir a la escuela, volverse tímidos, tener dificultades para relacionarse con los demás, baja autoestima, estar irritables y a la defensiva, entre otras conductas. Esta agresión sufrida puede influir en el carácter del niño, haciéndolo sentir solo, retraído, con dificultades para integrarse a un grupo o relacionarse con personas de su edad.
La historia personal de una persona puede condicionar su vida futura, y la violencia recibida en la infancia puede dificultar la vida adulta del agredido. Entre las consecuencias del bullying se encuentra la baja autoestima, ansiedad, depresión, fobia, dificultades en la socialización, conductas agresivas hacia sí mismo o hacia otros, y repercusiones negativas en el desarrollo de la personalidad.
Es crucial que los adultos, tanto padres como docentes, generen un canal de comunicación adecuado con los niños para que puedan contar lo que les sucede. Es importante escuchar y creer al niño cuando comparte su realidad de sumisión y agresión. Los docentes deben estar atentos a lo que sucede entre los alumnos, tanto en el aula como en el recreo, y intervenir de forma rápida y contundente en caso de agresiones físicas. Se sugiere trabajar en la integración grupal en el aula, observar a los niños que se encuentran aislados y activar canales seguros de comunicación entre alumnos, docentes y padres.
Es fundamental educar en valores como la convivencia, tolerancia, respeto y solidaridad para prevenir el bullying en las escuelas. Trabajar en espacios de tutorías y reunirse con padres para contrastar relatos y observar lugares donde puede producirse la agresión son acciones importantes. Ante cualquier situación de violencia, descalificación o agresión entre compañeros, se debe actuar con la premisa de tolerancia cero. La detección temprana y la intervención adecuada pueden ayudar a prevenir y erradicar el acoso escolar.