Durante la conversación, Bosch defendió al candidato, afirmando que no era marxista-leninista, sino un líder progresista comprometido con la democracia. García, por su parte, argumentó que existían pruebas suficientes para respaldar la acusación, citando declaraciones pasadas del candidato en las que expresaba simpatía por estos ideales políticos.
La discusión se centró en el impacto que esta acusación tendría en la campaña presidencial y en la percepción pública del candidato. Bosch expresó su preocupación por la posibilidad de que esta etiqueta afectara negativamente la imagen del candidato entre los electores, mientras que García sugirió que la transparencia y la honestidad eran elementos clave para ganarse la confianza del pueblo.
Ambos panelistas coincidieron en la importancia de analizar de manera objetiva la ideología política de los candidatos, sin caer en la desinformación o en la difamación. Bosch abogó por un debate político basado en argumentos sólidos y respeto mutuo, mientras que García destacó la responsabilidad de los medios de comunicación en informar de manera objetiva y equilibrada.
En un intento por llegar a un consenso, Bosch y García plantearon la posibilidad de que el candidato ofreciera explicaciones claras sobre su posición política y desmintiera públicamente las acusaciones de ser marxista-leninista. Ambos panelistas coincidieron en que la transparencia y la honestidad eran fundamentales para fortalecer la credibilidad del candidato y ganarse la confianza de los votantes.
Finalmente, Bosch y García concluyeron la discusión destacando la importancia de mantener un diálogo abierto y constructivo en el ámbito político, evitando los ataques personales y las acusaciones infundadas. Ambos panelistas expresaron su deseo de que esta conversación sirviera como ejemplo de cómo abordar temas controvertidos de manera respetuosa y constructiva en el debate público.