En Nueva York, el fentanilo, un poderoso opioide sintético desarrollado en 1959, se ha convertido en una amenaza mortal para los residentes de la ciudad. Según la Administración de Control de Drogas (DEA), el fentanilo es 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína, y está involucrado en más muertes anuales que los homicidios, suicidios y accidentes automovilísticos combinados. En 2022, más de 3.000 neoyorquinos murieron por sobredosis de drogas, y la gran mayoría de estas muertes estuvieron relacionadas con los opioides, especialmente el fentanilo.
Los funcionarios encargados de controlar las drogas han calificado la crisis del fentanilo como la mayor amenaza que han enfrentado, y señalan a la ciudad de Nueva York como un epicentro de esta epidemia. Según el agente especial Frank A. Tarentino III, quien dirige la División de la DEA en Nueva York, los productos químicos utilizados para producir fentanilo provienen de China e India, se procesan en México y luego se distribuyen a través de redes de transporte hasta centros de distribución en Estados Unidos, incluida la ciudad de Nueva York.
El tráfico de fentanilo es un negocio lucrativo para los cárteles de drogas, cuyo objetivo principal es aumentar el número de adictos para tener una base de clientes más grande. Una de las estrategias utilizadas por los traficantes es mezclar fentanilo con otras drogas para aumentar la adicción y asegurar la lealtad de los consumidores. Para estos traficantes, la vida de las personas adictas es irrelevante, ya que su objetivo principal es generar profits.
Los cargos por "muerte resultante" se refieren a la posibilidad de presentar cargos penales contra traficantes o distribuidores de drogas si la sustancia que suministran resulta en la muerte de alguien. En Estados Unidos, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que alrededor de 100.000 personas murieron por sobredosis de drogas en 2023, y aproximadamente 74.000 de esas muertes involucraron fentanilo u otros opioides sintéticos. Esta situación plantea un desafío importante para las autoridades de Nueva York y otros lugares afectados por la crisis del fentanilo.
El fentanilo es una droga peligrosa que ha causado estragos en la ciudad de Nueva York, cobrando la vida de miles de residentes a lo largo de los años. Con una potencia significativamente mayor que la morfina y la heroína, el fentanilo representa una grave amenaza para la salud pública y requiere medidas urgentes por parte de las autoridades para abordar esta crisis. La lucha contra el tráfico de fentanilo y la prevención de sobredosis son prioridades clave para proteger a la población de Nueva York y combatir esta epidemia.