Ayer, en varios camposantos de la ciudad, familiares expresaron su amor y respeto por las madres que formaron parte de sus vidas, a través de arreglos florales de diferentes tamaños. Estas muestras de cariño también incluyeron a aquellas madres que ya no se encuentran presentes, en conmemoración del Día de las Madres. Desde tempranas horas, muchos hijos se acercaron al Cementerio Nacional, el Cementerio de Cristo Rey y el Cementerio del Cristo Redentor con flores, velas y globos para recordar a sus madres.
Al ser cuestionados sobre el significado de sus madres ahora ausentes y cómo las recordaban, algunos familiares reaccionaron con lágrimas en los ojos, la mirada en el cielo, una leve sonrisa o una expresión de pesar. Mario Acosta Borbón y su hermano Omar Acosta expresaron su agradecimiento a su madre Sandra Borbón Olivo, a quien fueron a rendir tributo en su tumba. Destacaron el papel fundamental de su madre en sus vidas, recordando sus correcciones con humor.
Marcelino Caramaldián Almonte describe a su madre Juana Almonte, fallecida hace 18 años, como "lo más grande, lo mejor". Cada Día de las Madres, él visita la tumba de su madre con sus muletas y junto a otros familiares, llevándole flores al nicho donde descansan sus restos. Altagracia Ramírez, limpiando la tumba de su madre Marcelina Montás, experimentó una conexión especial con su madre que la llenó de sentimientos al recordarla.
José Torres y sus hermanas destacan lo difícil que resulta expresar con palabras la ausencia de su madre María Santos, tres años después de su fallecimiento. La presencia de miembros de la Policía Nacional, Policía Municipal y el Cuerpo de Bomberos en los cementerios ofreciendo ayuda para limpiar las tumbas, fue notable. Alexander, hijo de Altagracia, pintaba de blanco el nicho de su madre y expresó sentir paz y alegría, ya que logró guiarla por el camino de su Señor Jesucristo.
En el Cementerio Cristo Redentor, la familia de Fidelina Caba se enfrentó al dolor de recordar su fallecimiento y a la sorpresa de descubrir que el espacio que habían comprado para enterrar a sus familiares había sido ocupado para crear nichos de personas desconocidas. Andrés Arias, sobrino de Caba, denunció la irresponsabilidad del administrador del cementerio por permitir esta situación. A pesar de tener todos los documentos de compra del terreno, el cementerio continuó colocando cadáveres ajenos en su espacio, generando preocupación y molestia en la familia.