Decenas de miles de personas han huido de Líbano esta semana debido a los bombardeos israelíes, los más mortíferos desde la guerra civil de 1975. Según la ONU, alrededor de 500 personas han muerto en estos ataques, incluidos 35 niños. A pesar de los llamados a la calma por parte de la ONU y la diplomacia europea, la violencia continúa. Israel ha anunciado que seguirá bombardeando las fuerzas y estructuras de Hezbolá, la agrupación política chiita que gobierna en el sur de Líbano. Por su parte, Hezbolá ha afirmado haber atacado estructuras israelíes durante la noche.
Más de 150,000 personas en Líbano se encuentran lejos de sus hogares como resultado de los ataques del lunes. Israel ha reconocido haber bombardeado hasta 1,600 posiciones de Hezbolá, aunque no se ha podido confirmar. El ministerio de Sanidad de Líbano informa alrededor de 500 víctimas mortales y más de 1,500 heridos a causa de la violencia. La sociedad civil libanesa ha quedado impactada por estos eventos, lo que se refleja en las calles donde las personas se muestran preocupadas y ansiosas por la situación.
La tensión en Líbano es palpable, con la población circulando por las calles con caras largas, pendientes de las últimas noticias a través de sus teléfonos móviles o la radio. Ahmed, un taxista en Dequane, expresa que nadie está contento con lo que está pasando y que en Líbano están acostumbrados a la posibilidad de que ocurra cualquier situación en cualquier momento. La incertidumbre y el miedo se apoderan de la población, que se siente vulnerable ante los continuos ataques.
Los bombardeos entre Israel y Hezbolá continúan a ambos lados de la frontera, aunque en una escala menor que en los días anteriores. Hezbolá ha lanzado algunos cohetes contra territorio israelí, lo que ha provocado represalias por parte de Israel con misiles apuntando contra las posiciones de la milicia. Líbano se mantiene en vilo, sin saber si los ataques del martes son solo el principio de una serie de nuevos ataques que podrían estar por venir, lo que genera aún más miedo y ansiedad entre la población.
La comunidad internacional sigue de cerca la situación en Líbano, condenando la violencia y llamando a un cese inmediato de los ataques. Mientras tanto, las negociaciones diplomáticas continúan en un intento por encontrar una solución pacífica a este conflicto que ha cobrado cientos de vidas y ha dejado a miles de personas desplazadas. La seguridad y la estabilidad en la región son una preocupación clave para evitar la escalada de la violencia y proteger a la población civil inocente que se ve atrapada en medio de esta crisis sin fin a la vista.