El papa Francisco enfatizó durante la catequesis de la audiencia general su preocupación por el drama de la migración, rechazando leyes más restrictivas y la militarización de las fronteras como soluciones. Criticó el hecho de que el Mediterráneo se haya convertido en un cementerio para muchos migrantes y condenó el abandono de personas en los desiertos, calificándolo como un pecado grave. El pontífice destacó la importancia de ampliar las rutas seguras y legales para los migrantes y abogó por una gobernanza mundial basada en la justicia, la fraternidad y la solidaridad, con el objetivo de detener el tráfico de seres humanos.
Francisco también elogió a los actos de solidaridad de personas y organizaciones que rescatan y salvan a migrantes heridos y abandonados en diferentes partes del mundo, mencionando a las ONG de rescate en el Mediterráneo, como la organización italiana 'Mediterranea'. Destacó la valentía de estos individuos como ejemplos de humanidad que luchan contra la indiferencia y el descarte. El papa instó a los fieles a unirse en oración y acción para evitar que los mares y desiertos se conviertan en cementerios, promoviendo espacios de libertad y fraternidad donde Dios pueda abrir caminos.
En consonancia con su discurso, el papa Francisco hizo un llamado a la conciencia sobre la situación de los migrantes, resaltando que la repulsión de los mismos es un grave pecado. Criticó la falta de humanidad en la forma en que muchos migrantes son tratados, recordando casos como el de Fati y Marie, madre e hija fallecidas en el desierto de Túnez. El pontífice abogó por la creación de una gobernanza global que permita garantizar la seguridad y protección de los migrantes, evitando que sean víctimas de traficantes de personas.
Además, el papa Francisco destacó la importancia de la solidaridad y la colaboración entre diferentes agentes sociales para enfrentar la crisis migratoria. Reconoció el trabajo de las organizaciones humanitarias y de los voluntarios que dedican sus esfuerzos a rescatar a los migrantes en peligro en todo el mundo. El pontífice enfatizó la necesidad de combatir la cultura de la indiferencia y el descarte, y pidió a los fieles que se unan con acciones concretas y oraciones por la protección y el respeto de los derechos de los migrantes.
En este sentido, el papa Francisco instó a priorizar la creación de rutas seguras y legales para los migrantes, facilitando su acceso a refugio y protección en situaciones de guerra, violencia, persecución y calamidades. Destacó la importancia de promover una gobernanza global basada en la justicia y la solidaridad para abordar la crisis migratoria de manera integral. El pontífice exhortó a detener el tráfico de seres humanos, responsabilizando a los traficantes criminales que se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas en movimiento.
En última instancia, el papa Francisco recordó a los fieles la importancia de la oración y la acción concreta en favor de los migrantes, para evitar que los mares y los desiertos se conviertan en lugares de muerte y desolación. Hizo un llamado a la comunidad internacional a unirse en solidaridad y colaboración para garantizar la protección y el respeto de los derechos humanos de todos los migrantes, promoviendo una cultura de acogida y fraternidad en todo el mundo. El pontífice reiteró su compromiso con la defensa de los migrantes y su llamado a la iglesia y a la sociedad en su conjunto a trabajar juntos por un mundo más justo y humano para todos.