Una prima del fallecido recluso Maikol Deiby Ramírez, quien cumplía una condena de 20 años por homicidio en el penal del kilómetro 15 en Azua, mencionó que existía una amistad y confianza entre él y las autoridades, tanto que en ocasiones fue enviado a casa durante el tiempo que estuvo preso, incluyendo momentos especiales como la muerte de sus padres y el cumpleaños de un hermano. Esta confianza se vio truncada cuando Ramírez secuestró al coronel Ricardo Bidó, comandante de la penitenciaría.
Durante la operación de rescate para liberar al coronel Bidó y al agente penitenciario Alberto Montilla, el privado de libertad que los mantenía retenidos, Ramírez resultó fallecido por disparos de agentes policiales. Las circunstancias de su muerte están siendo investigadas por el Ministerio Público. El coronel Bidó sufrió múltiples heridas por proyectiles de arma de fuego en diferentes partes de su cuerpo, resultando herido durante el secuestro.
La operación de rescate se llevó a cabo cuando el interno de 38 años, armado con un arma de fuego, retuvo a ambos rehenes en la oficina del oficial superior en el centro penitenciario. A pesar de la amistad y confianza previamente existente entre Ramírez y las autoridades, la situación se tornó peligrosa y violenta, culminando en su fallecimiento durante el enfrentamiento con la policía. La liberación de los rehenes fue exitosa, aunque el desenlace fue trágico.
La familia de Ramírez se encuentra consternada por su muerte y esperan esclarecer las circunstancias exactas en las que perdió la vida. A pesar de que se le consideraba un preso "humilde y de confianza", su comportamiento durante el secuestro puso en riesgo la vida de dos personas y desencadenó una intervención policial que resultó en su fallecimiento. Las autoridades están investigando a fondo lo sucedido para determinar las responsabilidades de cada parte involucrada.
El coronel Ricardo Bidó se recupera de las heridas sufridas durante el secuestro, las cuales podrían dejarle secuelas físicas y emocionales. Su valentía y manejo de la situación permitieron que tanto él como el agente Montilla fueran liberados con vida, a pesar del trágico desenlace para el secuestrador. La seguridad en el centro penitenciario fue reforzada después del incidente, a fin de prevenir situaciones similares en el futuro y garantizar la protección de los internos y del personal penitenciario.
La sociedad dominicana reflexiona sobre este suceso que pone de manifiesto las complejidades y desafíos que enfrentan las autoridades carcelarias en el país. El nivel de confianza depositado en los reclusos, como en el caso de Ramírez, puede ser motivo de controversia y debate en torno a las políticas y protocolos de seguridad en las cárceles. Es fundamental analizar lo sucedido para implementar medidas que eviten tragedias como esta en el sistema penitenciario.