El economista José Luis de Ramón plantea que en la República Dominicana se recauda poco debido a los bajos ingresos de las personas y al bajo cumplimiento de las obligaciones fiscales. Realiza una comparación entre países tomando en cuenta el poder de compra del dinero en cada uno, concluyendo que para pagar un 10% de ISR en RD se necesita ganar RD$1.2 millones, mientras que en Panamá se necesitan RD$3.2 millones. Esto sugiere que aumentar la tasa del ISR a las personas físicas puede llevar a una carga fiscal desproporcionada para los empleados y trabajadores.
Es necesario que cualquier reforma tributaria sea integral para asegurar que se recaude el aporte por los ingresos no salariales de las personas físicas, incorporar a los trabajadores informales como contribuyentes y reducir la evasión del ISR por parte de las empresas. La evasión en el cumplimento del impuesto sobre ingresos no salariales en el país es considerada alta, lo cual crea inequidad entre los asalariados que cumplen con sus obligaciones y quienes evaden el impuesto por sus ingresos fuera de nómina.
En República Dominicana, la informalidad laboral es alta, con un 56.8% de trabajadores informales. Esta situación no solo es una causa de la baja recaudación, sino también una consecuencia de la elevada imposición sobre la nómina de los empleados y trabajadores. Atraer a estos trabajadores a la formalidad es crucial, por lo que aumentar la tasa del ISR a las personas físicas podría ser contraproducente.
La evasión del ISR por parte de las empresas es mayor que la evasión por parte de las personas físicas a nivel internacional. Mientras las empresas pueden evadir parte de su aporte a través del incremento de los costos de producción, los trabajadores no pueden hacerlo en sus ingresos de nómina. Por lo tanto, el ISR en las empresas afecta las decisiones de consumo, mientras que en los trabajadores afecta sus decisiones de ahorro y consumo, impactando en la demanda agregada.
El objetivo de una reforma tributaria debería ser que el aporte de las personas físicas y de las empresas no sea tan bajo que haga vulnerable al fisco, ni tan alto que estrangule el ahorro. Es importante encontrar un equilibrio que garantice una recaudación justa y equitativa, evitando una carga fiscal desproporcionada para ciertos sectores y asegurando que todos contribuyan de manera equitativa al sostenimiento del Estado.