La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, anunció nuevos incentivos para devolver a Estados Unidos al liderazgo global de la manufactura frente a China y se comprometió a tomar medidas si el gigante asiático adopta prácticas económicas perjudiciales para los trabajadores estadounidenses. En su discurso en Pittsburgh, destacó la importancia de que Estados Unidos lidere la competencia en el siglo XXI y prometió inversiones en sectores como la industria aeroespacial, la inteligencia artificial, la computación cuántica y la energía limpia para impulsar la manufactura del futuro.
Además, Harris prometió duplicar el número de puestos de formación para aprender profesiones en la manufactura y fortalecer las ciudades industriales como Pittsburgh, afectadas por la globalización y el traslado de trabajos. Se mostró crítica con China, acusándola de perjudicar la manufactura estadounidense durante años, y se comprometió a tomar medidas firmes si considera que Pekín está afectando a los trabajadores estadounidenses. Su enfoque populista en este tema fue respaldado por los asistentes al discurso.
La vicepresidenta también destacó su filosofía económica pragmática, arraigada en su propia biografía y crianza en una familia de clase media. Contrapuso su experiencia con la del presidente Trump, afirmando que él no conoce la clase media y favorece a propietarios de grandes edificios en lugar de a quienes construyen, instalan cables y limpian. Harris se definió como capitalista y defensora de mercados libres y justos, y propuso una economía de oportunidades basada en potenciar el crecimiento de la clase media, invertir en innovación y liderar en las industrias del futuro.
En su visión de una economía de oportunidades, Harris propuso medidas como un bono de 25.000 dólares para quienes compren su primera vivienda, la restauración del Crédito Tributario por Hijos y un crédito especial de 6.000 dólares para nuevos padres. También se comprometió a reducir impuestos para hogares de clase trabajadora y media, aumentar deducciones fiscales para pequeños negocios y aumentar el impuesto mínimo para grandes corporaciones del 21% al 28%. Su discurso se produce en medio de la campaña electoral, contraponiéndose a las propuestas de Trump de reducir impuestos a las manufacturas, eliminar regulaciones y aumentar aranceles a productos importados.
Harris enfatizó su compromiso con fortalecer a Estados Unidos en el sector de la manufactura del futuro, con inversiones en tecnología y energía limpia para liderar en el ámbito global. Su postura crítica hacia China y sus propuestas económicas enfocadas en la clase media y la innovación recibieron apoyo entre los asistentes a su discurso en Pittsburgh. A medida que se acercan las elecciones, la vicepresidenta demuestra su intención de impulsar cambios en la economía estadounidense, aprovechando su experiencia personal y su enfoque pragmático para abordar los desafíos económicos del país.