El sistema nervioso de los niños se encuentra en pleno desarrollo, razón por la cual la exposición prolongada al teléfono móvil y las redes sociales puede afectar su maduración emocional al desconectarlos de los vínculos reales. Expertos advierten que la "era de la desconexión" en la que viven los niños y adolescentes, sumergidos en el mundo virtual, afecta sus relaciones interpersonales y familiares.
La adicción a las pantallas se manifiesta de manera alarmante entre los adolescentes, reconfigurando hábitos, relaciones y la percepción de sí mismos. El término "pantallismo" se refiere al uso excesivo de redes sociales y videojuegos en línea, perjudicando la salud física y mental, así como las relaciones familiares, sociales y académicas.
Expertos consultados por Infobae resaltan que el abordaje de la adicción a las pantallas es complejo pero posible de tratar. Destacan que la prohibición no es el camino, sino que es fundamental acompañar a los niños en el uso saludable del móvil y evitar que se convierta en un sustituto de las relaciones sociales reales.
La propuesta es educar a los jóvenes en el uso adecuado de los teléfonos móviles, enseñándoles a desarrollar hábitos saludables frente al creciente protagonismo de la tecnología en sus vidas. La iniciativa #ModoSeguro de Infobae, en colaboración con Google, Unicef y Clubes TED-Ed, brinda herramientas para un uso responsable de la tecnología adaptadas a cada caso.
La necesidad de establecer límites claros en el uso de pantallas, fomentar la interacción presencial, promover actividades al aire libre y el diálogo abierto sobre los riesgos y beneficios de la tecnología son estrategias clave para los padres. Es fundamental acompañar a los jóvenes en el desarrollo de criterios sólidos y habilidades para manejar los dispositivos de manera equilibrada y consciente.
El impacto del uso excesivo de redes sociales en la salud mental de los adolescentes también es una preocupación. Estudios han demostrado que el uso problemático de redes sociales está relacionado con síntomas como depresión, ansiedad y baja autoestima. Es necesario establecer un equilibrio entre actividades online y offline, y fomentar alternativas recreativas para mitigar los riesgos y potenciar los beneficios de la tecnología.