Juan Bosch fue derrocado de la presidencia en un golpe de Estado el 25 de septiembre de 1963. El golpe se gestó bajo la presión de altos jefes militares y la influencia de la embajada norteamericana. Bosch tuvo presentimientos sobre este golpe, intentó comunicarse con líderes militares para prevenirlo, pero no obtuvo respuesta. Ante la inminencia del golpe, Bosch salió del país el 13 de septiembre, pero regresó días antes de ser depuesto.
El ambiente en República Dominicana comenzó a tensarse cuando grupos empresariales protestaron y las huelgas se organizaron. El 24 de septiembre, Bosch fue solicitado para una reunión con los jefes de las Fuerzas Armadas en el Palacio Nacional, donde le exigieron su exilio. Bosch se negó y pidió la separación del coronel Elías Wessin y Wessin de las Fuerzas Armadas, lo que no fue bien recibido por los militares. Finalmente, en la madrugada del 25 de septiembre, tras presiones y consultas militares, se llevó a cabo el golpe de Estado.
Bosch escribió una carta antes de partir al exilio, en la que expresaba su compromiso con la democracia, la libertad y la justicia social. Afirmaba que su gobierno no había permitido la corrupción ni la persecución, y llamaba al pueblo dominicano a defender la democracia. Tras su exilio a Puerto Rico, hubo peticiones de su regreso al poder en abril de 1965. Bosch acusó a militares y la embajada norteamericana de orquestar el golpe, pero también reconoció que su gobierno no recibió apoyo de la Iglesia Católica.
Juan Bosch llegó al poder en diciembre de 1962 con un alto porcentaje de votos, tras la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Su gobierno prometía cambios significativos como una nueva Constitución, la construcción de obras hidroeléctricas y la confiscación de bienes de la familia Trujillo. Sin embargo, su mandato duró solo siete meses antes de ser derrocado. Bosch defendió su gestión como un ejemplo de respeto a la democracia y los derechos humanos, a pesar de las presiones y conflictos internos.
El golpe contra Juan Bosch marcó un momento crítico en la historia de República Dominicana, evidenciando la fragilidad de la democracia frente a intereses políticos y militares. La influencia de potencias extranjeras, como Estados Unidos, también tuvo un papel importante en este acontecimiento. A pesar de su corto mandato, Bosch dejó un legado de lucha por la democracia y la justicia social, inspirando a generaciones futuras en la defensa de los derechos del pueblo dominicano. Su regreso al poder fue solicitado por diversos sectores, pero su exilio marcó el fin de una etapa turbulenta en la historia del país.
En conclusión, el golpe de Estado contra Juan Bosch en 1963 representa un episodio significativo en la historia de República Dominicana, donde la democracia y la justicia fueron vulneradas por intereses militares y extranjeros. A pesar de su breve mandato, Bosch dejó un legado de integridad y compromiso con el bienestar del pueblo dominicano, defendiendo valores como la libertad, la dignidad y la justicia social. Su exilio y las posteriores peticiones de su regreso al poder revelan la huella indeleble que dejó en la conciencia política de la nación.