Israel comenzó una invasión terrestre en el Líbano, justificando su acción debido a la supuesta amenaza que representaba el grupo chií Hizbulá para las comunidades israelíes. El gobierno israelí aprobó la ofensiva, que se centró en aldeas cercanas a la frontera y se dirigió específicamente contra Hizbulá. La Fuerza Aérea y la artillería también participaron en el bombardeo del sur del Líbano, como parte de esta operación militar.
En respuesta a la invasión israelí, se pidió a los residentes de varios pueblos del sur del Líbano que evacuaran sus hogares, ya que se consideraba que estaban en peligro debido a las actividades de Hizbulá. También se instó a la población civil a no acercarse a instalaciones militares del grupo chií en el sur de Beirut. Por otro lado, Hizbulá lanzó cohetes contra una base de inteligencia de Israel y una sede del Mosad en las afueras de Tel Aviv, como represalia por el asesinato de un líder del grupo por parte de Israel.
El Ejército israelí implementó restricciones en las zonas centrales del país, incluidas las ciudades de Tel Aviv y Jerusalén, como medida de seguridad ante la escalada de violencia en la región. Israel informó a la misión de paz de la ONU en el Líbano y a Estados Unidos sobre el inicio de la operación terrestre. Según fuentes estadounidenses, Washington estaba al tanto de los planes de Israel y no observó movimientos militares significativos por parte de Irán que indicaran una inminente respuesta.
Ante la situación de conflicto, Estados Unidos anunció el envío de miles de tropas adicionales a Oriente Medio para reforzar la seguridad y defender a Israel en caso de ser necesario. El despliegue incluirá unidades de defensa aérea de combate y se sumará a las fuerzas estadounidenses ya presentes en la región. Mientras tanto, continúan los bombardeos en el sur de Beirut y las tropas israelíes atacaron un campamento de refugiados palestinos en el sur del Líbano, causando la muerte de al menos cinco personas.
En medio de la escalada de violencia, las tensiones entre Israel, Hizbulá y otros actores regionales continúan aumentando. La población civil en la región se ve afectada por las restricciones y los enfrentamientos armados, lo que ha llevado a desplazamientos y pérdidas humanas. La presencia de tropas adicionales de Estados Unidos en la región plantea la posibilidad de una mayor intervención militar en un conflicto que no parece tener una resolución cercana. La comunidad internacional sigue de cerca la situación y busca una solución diplomática para evitar una escalada aún mayor del conflicto en Oriente Medio.