Las tensiones entre Israel y Hezbolá llegaron a su punto máximo en casi dos décadas, con el ejército israelí llevando a cabo un ataque preventivo contra miles de lanzadores de cohetes en el sur de Líbano. Se alegó que Hezbolá se estaba preparando para lanzar cohetes hacia Israel, lo que llevó al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a ordenar la acción. Dos personas resultaron heridas en los ataques, según informes.
Hezbolá respondió a los ataques de Israel disparando cientos de cohetes hacia objetivos militares en el norte de Israel, lo que denominaron como la "fase uno" de un ataque en represalia por el asesinato de uno de sus comandantes el mes anterior. A pesar de los ataques, no se reportaron víctimas en Israel. Tras dos horas de fuego cruzado, Hezbolá afirmó haber disparado más de 320 cohetes hacia Israel, mientras que Israel informó de la muerte de un soldado en el norte del país.
Este enfrentamiento marca una importante escalada de tensiones entre Israel y Hezbolá, siendo el más grave desde la guerra que tuvieron en 2006. El portavoz militar de Israel justificó el ataque como un acto de legítima defensa, mientras que las FDI informaron que habían destruido miles de lanzadores de cohetes de Hezbolá. La mayoría de los lanzadores apuntaban al norte de Israel, con algunos dirigidos al centro del país.
Las tensiones entre Israel y Hezbolá han sido una constante durante años, con varios enfrentamientos ocurriendo a lo largo de las décadas. Hezbolá es un grupo armado chiita respaldado por Irán, mientras que Israel ha sido acusado de cometer violaciones de los derechos humanos en sus conflictos con grupos palestinos. La situación en la región es compleja y delicada, con múltiples actores involucrados.
Los ataques entre Israel y Hezbolá han provocado preocupación en la comunidad internacional, con varios países instando a la contención y al diálogo para resolver el conflicto. La seguridad en la región es una preocupación constante, con el riesgo de un conflicto a gran escala siempre presente. Se espera que ambas partes busquen una solución pacífica a sus diferencias, aunque la historia de hostilidades entre ellas complica la situación.
En conclusión, el reciente enfrentamiento entre Israel y Hezbolá marca una escalada significativa de tensiones en la región, con ambos bandos acusándose mutuamente de provocar la violencia. La comunidad internacional está vigilando de cerca la situación, instando a la moderación y al diálogo para evitar una escalada aún mayor. Se espera que ambas partes encuentren una solución pacífica a sus diferencias, aunque las complejidades del conflicto hacen que sea un desafío considerable.