José Ramón Luna fue un médico con fuertes sentimientos humanitarios que dedicó su vida a atender a personas pobres y enfermas que deambulaban por las calles en busca de ayuda. Trabajó en varios centros de beneficencia durante su época y solía movilizarse a pie o a caballo, ya que los automóviles no eran comunes en ese entonces. Su casa en la calle Sánchez funcionaba como consultorio y hospital de emergencia, y era conocido por visitar a los enfermos en sus propias casas para aliviar sus males.
José Ramón Luna se destacó por su labor en la lucha contra la epidemia de viruelas que afectó a Santo Domingo en 1882, lo que le valió una reputación de persona compasiva y sensible hacia el sufrimiento de los demás. Realizaba sus servicios de forma gratuita en casas de caridad, orfanatos y hogares de acogida, y era recordado por aparecer cabalgando y seguido de una oveja. Después de su muerte, una calle en Santo Domingo llevó su nombre hasta 1941, cuando fue cambiada por motivos políticos.
A pesar de su dedicación y altruismo, la calle José Ramón Luna desapareció de la memoria pública después de 1941 y no se encuentra en mapas posteriores a esa fecha. Aunque fue una figura querida y respetada en su época, ha sido condenado al olvido, a pesar de su presencia en libros de tradiciones como una figura cotidiana. Diversos escritores lo mencionan en sus obras, destacando su generosidad y entrega en el cuidado de los enfermos.
José Ramón Luna no ha recibido el mismo reconocimiento que otros profesionales de la medicina en Santo Domingo, quienes han tenido calles, hospitales y avenidas con sus nombres. A pesar de su notable labor en diferentes instituciones de beneficencia y su título de Licenciado en Medicina, no se ha preservado su memoria de la misma manera que la de sus colegas. Aunque no se han encontrado imágenes de Luna en publicaciones o fototecas, su legado perdura en la memoria de aquellos que lo conocieron.
La figura de José Ramón Luna ha generado cierta confusión entre los historiadores, ya que existen discrepancias en las fechas y detalles de su vida personal. Sin embargo, se reconoce su labor como Médico de la Casa de Beneficencia San Vicente de Paúl, donde sustituyó a un colega en la dirección, así como en otros roles médicos en la ciudad. También se destaca su participación en la atención de enfermos durante epidemias y su título de "Bien de la Patria" por su conducta ejemplar.
A pesar de su importante contribución a la sociedad dominicana, José Ramón Luna ha caído en el olvido y su figura no ha sido resarcida por el ayuntamiento con una calle en su honor. Se hace un llamado a reconocer su valiosa labor humanitaria y su dedicación a los más necesitados, poniendo su nombre en una de las calles de Santo Domingo como homenaje a su memoria y legado.