La tragedia ocurrida en la comunidad de Bastida, Villarpando, en Azua, dejó varias vidas perdidas y heridas graves. Adalina Guzmán sobrevivió por minutos mientras perdía a su amiga de infancia, Génesis Alcántara, en un accidente frente a un bar. La comunidad había pedido a las autoridades medidas para mejorar la seguridad en la vía, incluyendo iluminación, regulación de la velocidad de los camiones pesados y el cumplimiento de horarios de cierre de establecimientos.
Adalina Guzmán, aún en estado de shock, relató cómo le mencionó a su amiga que iba a cruzar la calle para ir a orinar, pero Génesis la convenció de no hacerlo para no dejarla sola. Trágicamente, Adalina escuchó los gritos desesperados de la multitud y al subir fue testigo de la devastación. A pesar de encontrar su cartera con dinero y documentos personales, no logró encontrar a su amiga, quien fue velada y enterrada el domingo.
La tragedia no solo afectó a Adalina y Génesis. También se cobró la vida de José René Guzmán Guzmán, un agente de la Policía Nacional, y de otras cuatro personas. Los familiares de las víctimas describieron su dolor y su conmoción por la pérdida repentina de sus seres queridos.
En cuanto a los heridos, siete personas fueron hospitalizadas en el Hospital Alejandro Cabral, con tres de ellas en estado grave en la Unidad de Cuidados Intensivos. Otras personas heridas están siendo atendidas en el hospital regional Taiwán 19 de Marzo, con edades que van desde los 17 hasta los 55 años. La directora del hospital Alejandro Cabral informó que, de los 30 pacientes atendidos, 23 fueron evaluados y dados de alta.
La comunidad sigue de luto y exige justicia por esta tragedia evitable. La falta de medidas de seguridad en la vía y el incumplimiento de normas por parte de los establecimientos cercanos han causado un gran sufrimiento tanto para los familiares de las víctimas como para toda la comunidad. La necesidad de medidas preventivas y de control por parte de las autoridades es urgente para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro.
Mientras tanto, las familias de las víctimas intentan lidiar con la pérdida de sus seres queridos y darles el último adiós. La comunidad se une en el dolor y en la demanda de justicia, recordando a aquellos que perdieron la vida de forma trágica y lamentable. Las heridas físicas sanarán con el tiempo, pero el impacto emocional y psicológico de esta tragedia perdurará en la memoria de todos los afectados.