La frontera entre Haití y República Dominicana es un punto de paso concurrido tanto para mercancías como para haitianos que son deportados desde territorio dominicano. En Belladère, en el oeste de Haití, se pueden ver camiones provenientes de República Dominicana transportando productos para vender en los mercados haitianos, así como camiones que llevan inmigrantes deportados. La mayoría de los deportados son hombres jóvenes, aunque también hay mujeres y niños entre ellos. Estas personas denuncian que son sacadas directamente de sus lugares de trabajo, casas o de la calle en República Dominicana y luego llevadas a Haití o a centros de detención hasta el momento de su repatriación.
Las personas deportadas se quejan de la falta de respeto a su dignidad y de las condiciones de detención en los lugares a donde son llevados, señalando la falta de privacidad y condiciones sanitarias adecuadas. En algunos casos, hablan de expulsiones "violentas". A su llegada a Haití, son atendidos por funcionarios de Salud Pública y miembros de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), quienes les proporcionan comida, bebida y acceso a servicios sanitarios si es necesario. A pesar de las deportaciones, según un hombre haitiano que se dedica a pasar personas de forma irregular por la frontera, la mayoría de los deportados regresan a República Dominicana el mismo día, ya que muchos haitianos trabajan allí.
Según datos de la Dirección General de Migración de República Dominicana, en el primer semestre del año se deportó a 67,844 extranjeros, la gran mayoría de ellos haitianos (66,227). La OIM informó en julio pasado que unos 86,000 haitianos habían sido "devueltos a la fuerza" a su país en lo que iba de año desde naciones vecinas. A pesar de las críticas de la OIM y la ONU a los retornos forzosos a Haití, así como los llamamientos a detener las deportaciones debido a la crisis y la inseguridad en el país, el año pasado se deportaron 216,000 haitianos desde países vecinos, según un informe de la agencia de Naciones Unidas.
En Haití, la situación de los deportados sigue siendo complicada, ya que muchos de ellos provienen de situaciones precarias en República Dominicana y no cuentan con los recursos necesarios para reconstruir sus vidas una vez deportados. A pesar de los esfuerzos de organizaciones internacionales para brindarles asistencia, la vulnerabilidad de estos migrantes es evidente. La frontera entre Haití y República Dominicana continúa siendo un punto de controversia debido a las deportaciones en masa y la falta de soluciones a largo plazo para abordar la migración irregular y los derechos de los migrantes en la región. La cooperación entre ambos países es esencial para encontrar soluciones sostenibles y respetuosas de los derechos humanos para los migrantes haitianos deportados.