La rehabilitación oncológica es una parte fundamental del proceso de atención médica para pacientes diagnosticados con cáncer, con el objetivo de mantener o restaurar la función, mejorar la independencia y la calidad de vida. Esta rama de la Medicina Física y Rehabilitación incluye una variedad de intervenciones que se utilizan desde el momento del diagnóstico hasta el final del tratamiento. Estudios muestran que aproximadamente el 54% de los pacientes con cáncer presentan algún tipo de déficit funcional, llegando incluso al 70% en ciertos tipos de tumores. A pesar de esto, la tasa de tratamiento en rehabilitación es baja, alrededor del 2%.
Los pacientes con cáncer necesitan rehabilitación no solo una vez que han completado su tratamiento, sino también durante la fase aguda de la enfermedad. Los objetivos del tratamiento rehabilitador incluyen mejorar la movilidad, el autocuidado, el estado cognitivo, restaurar deficiencias funcionales, manejar el dolor, reducir el impacto a largo plazo de la enfermedad, y facilitar el retorno a las actividades diarias y laborales. Para lograr estos objetivos, es importante llevar a cabo un manejo integral que tenga en cuenta las necesidades individuales de cada paciente y su tolerancia a las intervenciones.
La Medicina Física y Rehabilitación aborda una amplia gama de condiciones relacionadas con el cáncer, que van desde el dolor y la fatiga hasta trastornos musculoesqueléticos, neuropatías y disfunciones sexuales. Para tratar estas condiciones, se utilizan diferentes enfoques que pueden incluir medicamentos, terapias físicas, ocupacionales, del habla y deglución, ortesis, dispositivos para la marcha, entre otros. Es crucial abordar estas condiciones de forma oportuna ya que tienen un impacto significativo en la vida de los pacientes.
Es importante prevenir posibles complicaciones relacionadas con el cáncer y su tratamiento a través de un referimiento oportuno a la rehabilitación. Por ejemplo, el linfedema puede prevenirse con evaluaciones y medidas preventivas adecuadas. A pesar de que la prescripción de ejercicio debe ser evaluada individualmente, se ha demostrado que el ejercicio tiene beneficios significativos en los pacientes con cáncer, como mejoras en la aptitud cardiopulmonar, respuesta inmune, depresión y ansiedad, entre otros.
Los pacientes con cáncer deben ser referidos a rehabilitación desde el momento del diagnóstico para identificar y tratar posibles deficiencias a largo plazo. La rehabilitación es un proceso continuo que debe acompañar a los pacientes desde el inicio del tratamiento hasta la recuperación, incluyendo evaluaciones para establecer un nivel funcional. En resumen, la rehabilitación oncológica es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer y abordar las diversas complicaciones que puedan surgir a lo largo de su enfermedad.