El mundo de la opinión pública en torno a la política tiende a resaltar los aspectos más problemáticos y negativos de la misma, lo que contribuye a afianzar la idea de que la política es sucia y corrupta. Esto provoca desconfianza en las instituciones y en los profesionales políticos, lo que lleva a un deterioro de la democracia. Sin embargo, también existen aspectos positivos y ejemplos a nivel internacional que pueden contribuir a revalorizar la política.
En Panamá, a pesar de la desigualdad y la corrupción, se destacan el activismo democrático del Tribunal Electoral y las reformas electorales que buscan mejorar la calidad de la democracia. En Uruguay, la alta participación política y la estabilidad de su sistema de partidos reflejan un compromiso ciudadano con la política y la democracia. También se rechazaron propuestas que atentaban contra los derechos ciudadanos en consultas populares.
En Brasil y Colombia, se han manifestado posturas firmes en contra de regímenes autocráticos, lo que refuerza el principio de elección democrática del poder político. En América Latina, la Justicia ha jugado un papel importante en la lucha contra la corrupción, como en el caso del asesinato de Marielle Franco en Brasil y las condenas a expresidentes involucrados en actos de corrupción en Perú y Argentina.
La corrupción en América Latina ha llevado a la judicialización de casos que antes quedaban impunes, lo que refuerza el estado de derecho y protege la democracia. A pesar de la aparente desconfianza en la política, existen ejemplos de compromiso ciudadano y de lucha contra la corrupción que demuestran que la política puede ser un instrumento de cambio positivo en la región.