Hace más de medio siglo, la Luna se convirtió en objeto de una carrera entre estadounidenses y soviéticos, pero ahora el interés ha renacido con planes de volver a pisar el satélite, en un camino jalonado por una goteo incesante de misiones e intereses científicos, estratégicos y comerciales. Este año se han desarrollado diversas misiones no tripuladas a la Luna, anunciando el retraso o la anulación de algunas, así como la llegada de muestras desde su cara oculta por primera vez a través de una misión china, y el regreso de Estados Unidos con un módulo después de 50 años.
Estados Unidos es el único país que ha llevado personas al satélite, la primera vez en 1969, y ahora se han dado múltiples cambios en el paradigma en relación al interés lunar. Se ha pasado de un mundo bipolar a uno multipolar, en el que operadores privados también están diseñando estrategias espaciales. Cinco países han aterrizado en la Luna a lo largo de la historia: Estados Unidos, China, India, Japón y Rusia, a través de la URSS.
A pesar del renovado interés por la Luna, sigue existiendo una competencia geoestratégica en torno a este satélite. La vertiente científica sigue siendo interesante y se puede abordar de manera más eficiente con sondas automáticas, aunque persisten dudas sobre la viabilidad comercial de la explotación lunar. China ha anunciado su intención de llevar personas a la Luna hacia 2030 y establecer una base, lo que ha marcado un hito fundamental en el interés global en el satélite.
En cuanto a las misiones del año, estas tienen como destino el polo sur lunar, un lugar estratégico por la presencia de agua helada. China trajo muestras de la cara oculta en junio y Estados Unidos regresó con el módulo Odiseo en febrero, siendo el primero fabricado por una empresa privada. Sin embargo, aterrizar en la Luna presenta numerosos desafíos técnicos debido a la ausencia de atmósfera y la irregularidad del terreno.
La Nasa tiene previsto lanzar nuevos orbitadores y vehículos a la Luna en los próximos meses, aunque se han anunciado retrasos importantes en proyectos como Artemis, que busca llevar astronautas nuevamente al satélite. A pesar de los contratiempos, los expertos coinciden en que los retrasos son normales en proyectos de esta magnitud y que el umbral de riesgo es mucho menor que hace medio siglo.
La Luna ofrece múltiples posibilidades, como ser una base intermedia hacia Marte, estudios científicos y explotación comercial. Sin embargo, se considera prioritario el aspecto científico sobre la explotación comercial, y se plantea la necesidad de una renovación del Tratado sobre el espacio ultraterrestre para garantizar un uso sostenible y equitativo de los recursos lunares. Una vez que se logre establecer una presencia humana en la Luna, se comenzará a buscar soluciones para temas básicos como la vivienda en bases lunares.