Durante la 22ª Semana Anual de Vacunación en las Américas se declaró que la vacunación masiva contra el COVID-19 es crucial para controlar la propagación del virus y reducir su impacto en la población. Las vacunas ofrecen un refuerzo adicional a las personas que han estado contagiadas, evitando su hospitalización en caso de reinfección. En el año 2021, se estima que las vacunas salvaron la vida de 14.4 millones de personas en todo el mundo. Actualmente, las vacunas contra el COVID-19 son la forma más segura y confiable de protegerse contra las complicaciones asociadas a la enfermedad.
El SARS-COV-2 ha experimentado varias mutaciones desde su descubrimiento en Wuhan, lo que puede provocar que las vacunas diseñadas originalmente para proteger contra un virus con ciertas características pierdan eficacia con el tiempo. En este sentido, se han desarrollado vacunas actualizadas monovalentes para 2023-2024 que muestran un aumento significativo de anticuerpos neutralizantes contra las variantes EG.5 y FL.1.5.1. Estas vacunas podrían restablecer la protección contra el virus en su variante más grave, combatiendo las infecciones causadas por el linaje XBB de la variante Ómicron.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado el uso de vacunas monovalentes sin la proteína S del virus ancestral, ya que generan un aumento del título de anticuerpos neutralizantes contra los linajes Ómicron. En marzo de 2023, el Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización (SAGE) de la OMS emitió recomendaciones sobre la colocación de vacunas de refuerzo, priorizando a las personas de la tercera edad, adultos jóvenes con comorbilidades, personas inmunodeprimidas, niños con alto riesgo de enfermar y trabajadores de la salud. Estos grupos deben recibir la vacuna de refuerzo de 6 a 12 meses después de la última dosis.
Las vacunas actualizadas se espera que sean más efectivas para combatir las cepas en circulación en la actualidad y restablecer la protección contra el virus en su variante más grave. La vacunación masiva es fundamental para controlar la propagación del virus y reducir su impacto en la población. Las vacunas contra el COVID-19 han demostrado ser la forma más segura y confiable de protegerse contra las complicaciones asociadas a la enfermedad. La OMS recomienda el uso de vacunas monovalentes sin la proteína S del virus ancestral y ha establecido prioridades para la colocación de vacunas de refuerzo, incluyendo a grupos de alto riesgo como personas de la tercera edad, adultos jóvenes con comorbilidades, personas inmunodeprimidas, niños con alto riesgo de enfermar y trabajadores de la salud.