En Tailandia, un joven de Sri Lanka llamado Ravi fue secuestrado y vendido a un campo de esclavitud cibernética en Myanmar. Estos campos atraen a miles de personas con promesas falsas de empleo en informática y los obligan a trabajar en estafas en línea bajo amenazas de violencia y tortura. Ravi fue testigo de la violación de dos jóvenes en su celda y fue torturado durante 16 días por negarse a obedecer a sus captores.
La trata de personas se ha convertido en una amenaza global para la seguridad, con miles de personas de diferentes países siendo vendidas a estos campos de esclavitud cibernética. Los traficantes utilizan a migrantes en busca de trabajo como mano de obra barata para sus estafas. Ravi, un especialista en informática, fue engañado con la promesa de un trabajo en Bangkok pero terminó trabajando forzado en Myanmar.
Los traficantes de personas operan en Tailandia y otros países utilizando Bangkok como un centro regional. A través de estafas en línea, obligan a las víctimas a establecer relaciones con hombres adinerados y persuadirlos para invertir en plataformas falsas. Una vez que han tomado todo el dinero posible, desaparecen dejando a las víctimas sin recursos.
Ravi fue vendido a tres bandas diferentes durante su tiempo en Myanmar y sufrió daños físicos y psicológicos. Trabajó gestionando cuentas de redes sociales para estafas en línea y suplicó ser liberado para visitar a su madre enferma en Sri Lanka. Finalmente, pagó un rescate y logró regresar a Tailandia, pero con una deuda de más de 600.000 rupias.
A pesar de haber logrado escapar, Ravi y su esposa enfrentan dificultades financieras y emocionales debido a la deuda contraída para pagar su rescate y los préstamos solicitados. Ravi trabaja intensamente para pagar la deuda, mientras su esposa apenas lo ve debido a su extenuante horario laboral. La experiencia de Ravi ilustra la cruel realidad de la trata de personas en el mundo actual y la explotación de los migrantes en busca de oportunidades laborales.