La mujer acusada de estrangular a una joven embarazada para robarle a su bebé en Chicago fue condenada a 50 años de cárcel tras aceptar su culpabilidad. Clarisa Figueroa, de 51 años, fue declarada culpable de homicidio en primer grado, secuestro agravado, agresión agravada contra un menor y desmembramiento de un cuerpo por el asesinato de Marlen Ochoa López en 2019. Figueroa y su hija, Desiree, estrangularon a la joven embarazada de nueve meses y le arrancaron al bebé del vientre, quien murió siete semanas después por los daños cerebrales sufridos durante el ataque.
La mujer llamó a emergencias para decir que había dado a luz, negando la presencia de Ochoa López en su casa y afirmando que el niño era suyo. Tras la muerte del bebé, el médico forense certificó su fallecimiento como homicidio. Figueroa aceptó su responsabilidad en el crimen y fue condenada a 50 años de cárcel sin derecho a libertad condicional. La jueza Peggy Chiampas expresó que esperaba que la sentenciada pensara todos los días en el daño causado a la familia de las víctimas.
Madre e hija atrajeron a la víctima a su casa con la promesa de donarle ropa para bebé y un carrito, para luego atacarla. El cuerpo de la joven fue encontrado en un contenedor de basura casi tres semanas después del crimen. La hija de Figueroa se declaró culpable en enero y accedió a testificar contra su madre a cambio de una sentencia de 30 años de prisión. Por su parte, el novio de Figueroa fue condenado a cuatro años de cárcel por obstrucción de justicia, ya que se encargó de limpiar la escena del crimen.
Este impactante caso conmocionó a la ciudad de Chicago y generó indignación en la opinión pública. La crueldad y violencia exhibidas por Clarisa Figueroa y su hija al asesinar a Marlen Ochoa López para robar a su bebé dejaron una huella imborrable. La condena de 50 años para Figueroa y la colaboración de su hija como testigo clave en el juicio permitieron impartir justicia en un caso tan atroz.
Las autoridades continúan trabajando para esclarecer casos criminales y llevar a los responsables ante la justicia. La colaboración ciudadana y el compromiso de las fuerzas del orden son fundamentales para garantizar la seguridad y el respeto a la vida de todas las personas. La condena de Figueroa y sus cómplices demuestra que los crímenes atroces no quedarán impunes en la sociedad, y que el sistema judicial está preparado para castigar a quienes atentan contra la vida y la integridad de los demás.