En el abordaje nutricional del cáncer de mama, es importante preservar la masa muscular, ya que la sarcopenia puede afectar la calidad de vida de los pacientes oncológicos, incluso en aquellos con sobrepeso. La desnutrición es un problema común en pacientes con cáncer, pudiendo estar presente en hasta el 70% de los casos al momento del diagnóstico. La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, granos integrales y grasas saludables, ha demostrado beneficios para reducir el riesgo de cáncer de mama, especialmente en mujeres menopáusicas.
Los alimentos recomendados para pacientes con cáncer de mama incluyen frutas y vegetales, que aportan antioxidantes y reducen el estrés oxidativo, legumbres y granos, que contribuyen a una buena salud digestiva y regulan el entorno hormonal, y grasas saludables presentes en pescados, frutos secos y aceites como el de oliva o aguacate. Es fundamental mantener la ingesta de proteínas a través de carnes magras, pescados y fuentes vegetales para mantener la masa muscular y la fuerza física. Además, es importante evitar los alimentos ultraprocesados ricos en grasas saturadas y azúcares añadidos.
El tratamiento para el cáncer de mama suele afectar el gusto, el olfato y el apetito de los pacientes, lo que puede dificultar la absorción de nutrientes y aumentar el riesgo de desnutrición. Es por ello que una dieta equilibrada y flexible adaptada a cada persona puede ayudar a reducir el riesgo de recurrencia, mejorar la calidad de vida durante el tratamiento y evitar complicaciones. La combinación de una buena alimentación con ejercicio, especialmente cardiovascular y de fuerza, es fundamental para complementar el tratamiento del cáncer de mama.
La Organización Mundial de la Salud señala que la malnutrición puede causar hasta un 20% de las muertes en pacientes con cáncer, lo que resalta la importancia de mantener una alimentación saludable durante el tratamiento. Los ácidos grasos omega 3, presentes en alimentos como pescados azules, huevos, frutos secos y aceites de oliva o aguacate, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ser beneficiosas para los pacientes con cáncer de mama. Incorporar nutrientes adecuados a través de la dieta puede ofrecer a los pacientes ¡Vida en cada bocado!
En resumen, no existe una "dieta específica" para el cáncer de mama, pero una alimentación equilibrada y adaptada a cada persona puede ayudar a reducir riesgos, mejorar la calidad de vida durante el tratamiento y evitar complicaciones. Mantener la masa muscular a través de una ingesta adecuada de proteínas, seguir una dieta mediterránea rica en frutas, vegetales, legumbres, granos integrales y grasas saludables, y evitar alimentos ultraprocesados son recomendaciones clave en el abordaje nutricional del cáncer de mama. Combinar una buena alimentación con ejercicio físico es esencial para complementar el tratamiento y favorecer la recuperación de los pacientes.