La Solemnidad del Corpus Christi se celebra el jueves siguiente a la Solemnidad de la Santísima Trinidad en la Iglesia Católica. En muchos países, por razones pastorales, la fecha se traslada al domingo consecutivo. En 2024, esta celebración será el jueves 30 de mayo y, donde corresponda, el 2 de junio. La historia de esta celebración se remonta al siglo XIII, cuando Pedro de Praga, un sacerdote que dudaba de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, experimentó un milagro que lo llevó a fortalecer su fe y amor por la Eucaristía.
Pedro de Praga realizó una peregrinación a Roma para pedir una gracia especial sobre la tumba de San Pedro. A su regreso a Bolsena, mientras celebraba la Santa Misa, notó un rastro de sangre sobre el corporal, que provenía de la hostia consagrada que había tomado en sus manos. Esta noticia llegó al Papa Urbano IV, quien comprendió que se trataba de un milagro auténtico que transmitía un claro mensaje: los fieles deben fortalecer su fe y amor a la Eucaristía. Es así como el Papa estableció la celebración del Corpus Christi para la Iglesia universal, todos los jueves después del domingo de la Santísima Trinidad.
En muchos países, el Corpus Christi ha dejado de ser festivo para convertirse en Solemnidad, como en el caso de España en 1989. Además, en muchos lugares se celebra el domingo más cercano después de cumplirse los 60 días desde el Domingo de Resurrección. Esta fiesta tiene como objetivo recordar la presencia real de Cristo en la Eucaristía y animar a los fieles a fortalecer su fe y amor por este sacramento tan importante para la fe católica.
La importancia del Corpus Christi radica en la creencia de que en la Eucaristía se encuentra la presencia real de Cristo, su cuerpo y su sangre. Por lo tanto, esta celebración invita a los católicos a reflexionar sobre la importancia de este sacramento en sus vidas y a renovar su compromiso con la fe. A través de la adoración y la participación en la celebración de la Eucaristía, los fieles pueden experimentar la cercanía de Dios y alimentar su relación con Cristo, quien se hace presente de manera real en la hostia consagrada.
En el Corpus Christi se conmemora la institución de la Eucaristía por parte de Jesús durante la Última Cena. Los católicos creen que en la celebración de la Santa Misa, el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, permitiendo a los fieles alimentarse espiritualmente de su presencia. Esta fiesta es una ocasión para celebrar y renovar la fe en la Eucaristía, así como para expresar gratitud por el don de la presencia real de Cristo en este sacramento que alimenta y fortalece la vida espiritual de los fieles.