El Papa recorrió Vánimo, una localidad remota en Papúa Nueva Guinea, llevando consigo casi una tonelada de material entre medicinas, ropa y juguetes para los habitantes de esta zona. Fue recibido por cerca de 20,000 personas con cantos y bailes en la explanada de la catedral de la Santa Cruz, en un ambiente festivo y acogedor.
Durante su visita, el Papa expresó su alegría por estar en esta tierra maravillosa, joven y misionera. Destacó la belleza natural del lugar, rodeado de una gran variedad de plantas y aves, creando un sorprendente espectáculo de colores, sonidos y olores. Hizo hincapié en la importancia de apoyar a los catequistas, quienes realizan largos viajes para llegar a las comunidades más alejadas, alentándolos a cumplir su labor con serenidad y con el respaldo de toda la comunidad.
El Papa elogió la labor de los catequistas de la región, quienes se enfrentan a desafíos logísticos y personales para llevar a cabo su misión. Destacó la importancia de no dejarlos solos y de brindarles apoyo en su tarea de difundir el mensaje misionero en todos los ámbitos de la vida diaria, ya sea en el hogar, en la escuela o en el trabajo.
Además, el Papa instó a promover el anuncio misionero en todos los lugares, especialmente en los hogares, escuelas y entornos laborales. Reconoció la dedicación y esfuerzo de los misioneros que trabajan en zonas remotas como Vánimo, y llamó a la comunidad a acompañarlos en su labor evangelizadora.
En un gesto de solidaridad y compromiso con los habitantes de Vánimo, el Papa llevó consigo una importante cantidad de material de ayuda humanitaria, demostrando su cercanía y preocupación por las comunidades más desfavorecidas. Su visita representó un mensaje de esperanza y un llamado a la unión y cooperación en favor de los más necesitados.
En resumen, la visita del Papa a Vánimo fue un acto de solidaridad y apoyo a los misioneros que trabajan en zonas remotas de Papúa Nueva Guinea, destacando la importancia de acompañar y respaldar su labor evangelizadora. Su presencia en este lugar simbolizó un mensaje de esperanza y unidad, reafirmando el compromiso de la Iglesia Católica en la promoción del bienestar y la dignidad de todos los seres humanos.