Tres misioneros estadounidenses han muerto en un ataque armado por parte de bandidos en un orfanato en Lison 49, en Plaine, al norte de Puerto Príncipe. Dos de las víctimas eran la hija y el yerno del legislador del estado de Misuri, Ben Baker. El propio político confirmó la trágica noticia a través de redes sociales, mostrando su profundo dolor por la situación. La violencia en Haití ha estado en aumento en los últimos meses, con matanzas, ataques, violaciones y secuestros perpetrados por bandas armadas.
El republicano Ben Baker expresó en Facebook que su corazón está destrozado por la pérdida de su hija Natalie y su yerno Davy Lloyd, quienes estaban en Haití como misioneros cuando fueron atacados por la banda armada. La situación en el país caribeño se ha vuelto cada vez más peligrosa debido a la presencia de estas poderosas bandas armadas, especialmente desde finales de febrero pasado. Baker pidió oraciones para su familia y para la familia Lloyd, destacando la necesidad desesperada de fuerza en este momento tan difícil.
La noticia de la muerte de los misioneros estadounidenses fue compartida en redes sociales por el expresidente Donald Trump, quien expresó su pesar y horror ante lo sucedido. Trump calificó la situación en Haití como "totalmente fuera de control" y pidió que se encuentre a los responsables del brutal ataque. La violencia en el país ha llevado a una crisis humanitaria, con la población sufriendo las consecuencias de estas bandas armadas que actúan impunemente en diferentes partes del territorio.
Biden ha prometido apoyo logístico a la misión en Haití, pero ha descartado enviar soldados estadounidenses para intervenir en la situación de violencia en el país. La comunidad internacional ha condenado el ataque a los misioneros y ha instado a las autoridades haitianas a tomar medidas urgentes para frenar la violencia y proteger a la población civil. La inseguridad en Haití ha afectado a diferentes sectores de la sociedad, incluyendo a misioneros y trabajadores humanitarios que buscan ayudar a las comunidades más vulnerables.
La muerte de los misioneros estadounidenses en Haití ha puesto de manifiesto la grave crisis de seguridad en el país caribeño, donde las bandas armadas mantienen el control de varias zonas y cometen atrocidades contra la población. Las familias de las víctimas han pedido justicia y han lamentado la tragedia que ha golpeado a sus seres queridos. La situación en Haití requiere de una respuesta urgente y coordinada por parte de las autoridades locales y la comunidad internacional para poner fin a la violencia y garantizar la seguridad de la población. La memoria de los misioneros fallecidos será recordada como un trágico ejemplo de las terribles consecuencias de la violencia descontrolada en el país.