El jueves, hombres armados invadieron un pueblo al norte de la capital de Haití, disparando a la gente y prendiendo fuego a casas, generando caos y pánico entre los habitantes. Este ataque se produce apenas una semana después de una masacre que dejó 155 personas muertas en la región central del país. En Arcahaie, un poblado costero, los residentes llamaron desesperadamente a las emisoras de radio pidiendo auxilio y solicitando la presencia policial para ayudarlos.
Lionel Lazarre, segundo vocero policial, informó a Radio Caraïbes que ya se encontraban agentes de policía en el lugar y que se estaban implementando medidas para fortalecer su presencia en la zona. La policía respondió rápidamente a los llamados de auxilio de los habitantes de Arcahaie, quienes gritaron pidiendo ayuda ante la ola de violencia desatada por los atacantes. Los medios locales informaron que los agresores, identificados como miembros de una pandilla conocida como el Talibán y provenientes de la región de Canaan, atacaron las comunidades de Vigner y Bercy, disparando y prendiendo fuego a viviendas.
La situación en Haití ha provocado alarma y preocupación entre la población, que teme por su seguridad y la de sus familias debido a la violencia desatada por estos grupos armados. Las autoridades han prometido reforzar la presencia policial en la zona para tratar de contener la escalada de violencia y proteger a los ciudadanos de futuros ataques. La comunidad internacional también ha expresado su preocupación por la situación en el país caribeño, instando a las autoridades a tomar medidas urgentes para garantizar la seguridad de la población.
La crisis de inseguridad en Haití se ha agravado en las últimas semanas, con una serie de ataques violentos que han dejado un saldo de muertos y heridos. La masacre en la región central del país, seguida por este nuevo asalto en Arcahaie, ha generado un clima de temor y tensión en la población, que se siente vulnerable ante la acción de estos grupos armados. La falta de medidas efectivas por parte del gobierno para combatir la violencia y la impunidad ha contribuido al fortalecimiento de estas pandillas, que operan con total impunidad en diversas partes del país.
Los habitantes de Arcahaie han sido testigos de la brutalidad y la violencia de estos grupos armados, que atacan de manera indiscriminada y despiadada, sembrando el terror entre la población civil. La presencia de la policía en la zona es vital para proteger a los ciudadanos y garantizar su seguridad, pero se requiere un enfoque más integral que aborde las causas profundas de la inseguridad en el país y promueva un cambio real en el sistema de seguridad y justicia. La comunidad internacional y las organizaciones de derechos humanos han llamado a las autoridades haitianas a tomar medidas urgentes para proteger a la población y garantizar el respeto a los derechos humanos en medio de esta crisis de violencia y violaciones de los derechos fundamentales.