En un evento reciente, Kamala Harris lanzó un ataque contra Donald Trump citando comentarios críticos de John Kelly sobre el ex presidente. Harris lo describió como desquiciado e inestable, y afirmó que buscaba poder sin control. En un debate posterior, Harris confirmó que cree que Trump es un fascista, lo que generó una respuesta negativa por parte del ex presidente en redes sociales. Estos ataques forman parte de la estrategia de Harris en una campaña presidencial reñida, donde los mensajes negativos suelen motivar a los votantes y perturbar a los contrincantes.
Harris ha cambiado su estrategia de campaña, alejándose del mensaje de la amenaza existencial de Trump para enfocarse en resaltar sus tendencias autoritarias según John Kelly. Su objetivo es atraer a votantes independientes y republicanos moderados. Las encuestas muestran que la competencia es muy reñida y que ninguno de los candidatos tiene una ventaja decisiva en los estados clave. Harris busca crear una coalición amplia y atraer a republicanos descontentos, especialmente en los suburbios de ciudades importantes que tradicionalmente han votado por los republicanos pero tienen dudas sobre Trump.
Devynn DeVelasco, una joven independiente en Nebraska, ya ha decidido no votar por Trump debido a las críticas de republicanos de alto rango. Sin embargo, también se preocupa de que los constantes señalamientos contra el ex presidente generen cansancio entre los votantes. Por otro lado, la estratega republicana Denise Grace Gitsham considera que los votantes que rechazan a Trump por su personalidad ya han tomado una decisión, mientras que aquellos que se enfocan en las políticas podrían votar por quien consideren hizo mejor trabajo en la Casa Blanca.
En los últimos días, tanto Harris como Trump han intensificado sus ataques. Harris ha advertido sobre las consecuencias de una presidencia de Trump en temas clave como el aborto, la salud, la economía y la política exterior. Trump, por su parte, ha continuado lanzando críticas hacia Harris, llamándola perezosa y estúpida, y advirtiendo que el país podría desaparecer si ella gana. Ambos candidatos buscan consolidar su base de votantes y ganar apoyo entre los independientes y republicanos moderados, en una campaña electoral muy disputada.
La estrategia de cierre de campaña de Harris busca atraer a los votantes anti-Trump y los independientes, ampliando su coalición para ganar las elecciones. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos, ya que podría alienar a algunos votantes o no ser efectiva para convencer a otros. En una elección tan polarizada como esta, con la figura de Trump como factor clave, la estrategia de Harris es arriesgada pero busca aprovechar el sentimiento anti-Trump para ganar el apoyo necesario para llegar a la presidencia. El resultado final se verá el día de las elecciones y determinará si la estrategia de Harris ha sido exitosa o no.