Ximena Agrelo, una farmacéutica argentina de 53 años, es madre de mellizos de 18 años, Vicente y Fidel. Vicente tiene autismo severo y es completamente dependiente. Ximena se preocupa por su futuro cuando ella ya no esté, ya que es común entre padres de niños con dificultades extremas preguntarse quién los cuidará cuando ellos ya no puedan hacerlo. Ximena relata cómo fue el diagnóstico de autismo de Vicente a los 2 años y cómo fue un momento de shock en su vida, pero también le dio fuerzas para seguir adelante. A pesar de separarse del padre de sus hijos, mantienen una excelente relación y se turnan en el cuidado de Vicente.
Ximena teme por la salud de Vicente, ya que tiene un umbral de dolor alto y no puede expresar lo que le duele. A diferencia de otros influencers con autismo en Instagram que pueden hablar sobre su condición, Vicente no puede hacerlo. Ximena es cruda al hablar sobre el autismo y reconoce que le hubiera gustado tener un hijo "normal". A pesar de todo, se enfoca en cuidar y proteger a sus hijos, especialmente a Fidel, quien también necesita atención y amor.
Ximena resalta la importancia de hablar sobre el autismo, ya que muchas veces se olvida de las personas con autismo una vez que cumplen cierta edad. Teme por el futuro de Vicente y se preocupa por Fidel, quien tendrá que asumir responsabilidades cuando ellos ya no estén. Destaca la importancia de cuidar la salud mental de la familia y no solo del niño con autismo. Aconseja a las madres de niños autistas que no dejen de lado su propio bienestar.
Para Ximena, tener un hijo con autismo es como tener un bebé de por vida, lo cual genera un estrés constante. A pesar de amar a Vicente, reconoce que a veces siente que no puede más. Se plantea deseos ambivalentes sobre el futuro de Vicente, deseando que viva mucho pero también sintiendo alivio al pensar en su muerte antes que la suya. Se preocupa por la falta de políticas estatales que apoyen a personas con autismo y sus familias en el futuro.
Ximena destaca la importancia de la aceptación y disfrute del niño con autismo tal como es, en lugar de esperar que sea de una manera que nunca será. Reconoce que nadie está preparado para ser padre, y mucho menos para ser madre de un niño con autismo. Su historia muestra la lucha constante de los padres de niños con autismo y la necesidad de apoyo y comprensión por parte de la sociedad y las autoridades. A pesar de los desafíos, Ximena encuentra fuerzas para seguir adelante y cuidar de sus hijos con amor y dedicación.