Una mujer de 25 años fue condenada a nueve años de prisión en Japón por estafar a tres hombres mayores a través de aplicaciones de citas y vender un libro sobre cómo cometer fraudes similares. La mujer, conocida como Sugar Baby Riri, gastó el dinero en un 'Host Club' en Tokio, donde se enamoró de uno de los anfitriones. Con el dinero estafado, pretendía convertir al club en el número uno en ventas del distrito de Kabukicho.
La estafa consistió en que la joven contaba historias dolorosas ficticias a las víctimas para ganarse su simpatía y se refería a ella misma como 'sugar baby', estableciendo relaciones con personas mayores a cambio de dinero o regalos. La mujer deberá pagar una multa de ocho millones de yenes y el juez del caso dictaminó que se aprovechó de los sentimientos de los hombres hacia ella. Además, vendió un manual titulado "Un libro de referencia para 'sugar babies'", que permitió a otra joven de Nagoya estafar a dos hombres en 2022.
En octubre del año pasado, la policía de la prefectura de Aichi arrestó a dos trabajadores de 'Host Clubs' por aceptar dinero que sabían que procedía de las estafas de la mujer. Tanto la propia estafadora como otra mujer de 21 años utilizaron el manual vendido por la acusada para cometer fraudes similares. La justicia japonesa condenó a la mujer a nueve años de prisión por su participación en la estafa y por vender un libro que facilitaba este tipo de delitos.
La mujer, cuyo nombre real es Mai Watanabe, utilizó las aplicaciones de citas para estafar a los hombres mayores y obtener grandes sumas de dinero. Todo esto lo hacía con el fin de financiar su relación con el anfitrión de un club en Tokio. El tribunal de distrito de Nagoya, a 350 kilómetros de Tokio, fue el encargado de llevar el caso y sentenció a la acusada a una larga pena de cárcel y a pagar una multa importante por sus acciones fraudulentas.
La estafa de 156 millones de yenes fue llevada a cabo a lo largo de 2021 y 2023, lo que generó pérdidas significativas para los tres hombres afectados. La joven se valía de su apodo de 'sugar baby' para atraer a sus víctimas y manipular sus sentimientos en su propio beneficio. El juez presidente del tribunal señaló que la acusada se aprovechó de los sentimientos de los hombres de una manera despiadada, lo que llevó a la imposición de una condena ejemplar.