El Instituto de Meteorología de Cuba ha pronosticado una temporada de ciclones muy activa en los próximos meses, con la formación de unas 20 tormentas tropicales, de las cuales 11 podrían convertirse en huracanes. Se espera que 14 de estos fenómenos se desarrollen en la zona oceánica del Atlántico, 4 en el mar Caribe y 2 en el golfo de México. La temporada ciclónica comienza el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre, causando pérdidas humanas y materiales.
Según los científicos, uno de los efectos del cambio climático es la intensificación de estos fenómenos. El meteorólogo Ramón Pérez mencionó que la media de sistemas tropicales en una temporada es de 14 tormentas, por lo que la previsión de 20 este año se considera una temporada "muy activa". La probabilidad de impacto de al menos un ciclón tropical en Cuba es del 90%, lo que puede ser perjudicial para las pequeñas islas debido a los fuertes vientos y lluvias torrenciales que causan inundaciones.
Las condiciones oceánicas y atmosféricas sobre el Atlántico y el mar Caribe serán favorables para el desarrollo de la actividad ciclónica, con temperaturas superficiales del mar alcanzando cifras récord. La Organización Meteorológica Mundial es la encargada de dar nombre a las tormentas y ciclones tropicales cada año por orden alfabético, alternando entre nombres masculinos y femeninos. Esto ayuda a identificar a los diferentes fenómenos y facilita la comunicación sobre su trayectoria y potencial impacto.
Los huracanes pueden tener un impacto devastador en las comunidades costeras, causando daños estructurales, inundaciones y pérdida de vidas. Es importante que los países afectados por la temporada ciclónica se preparen con anticipación, tomando medidas de prevención y evacuación si es necesario. Las autoridades locales y organizaciones de ayuda deben estar listas para responder a cualquier emergencia y brindar apoyo a las personas afectadas.
La colaboración internacional es fundamental en la gestión de desastres naturales como los huracanes, ya que estos fenómenos pueden afectar a varios países en una región. La coordinación entre diferentes organismos meteorológicos y de protección civil es clave para informar a la población sobre la evolución de los ciclones y las medidas a tomar. La inversión en infraestructura resistente y sistemas de alerta temprana también es crucial para minimizar el impacto de los huracanes en las comunidades vulnerables.
En resumen, se espera una temporada de ciclones muy activa en el Atlántico en los próximos meses, con la formación de 20 tormentas tropicales y la posibilidad de que 11 se conviertan en huracanes. El cambio climático está intensificando estos fenómenos, por lo que es importante que los países afectados se preparen y tomen medidas de prevención. La colaboración internacional y la inversión en infraestructura son clave para mitigar el impacto de los huracanes en las comunidades vulnerables.