Durante el mes de las madres, la actividad comercial se dinamiza debido a la gran demanda que se genera en la venta de bienes y servicios que se convierten en obsequios para mamá. Sin embargo, al activarse la comercialización de productos, existe el riesgo de que algunos comercios incurran en publicidad engañosa para atraer compradores. La publicidad es una herramienta poderosa a través de la cual una empresa da a conocer sus productos al público, exaltando sus cualidades o beneficios para lograr su posicionamiento en el mercado e influir en las decisiones de consumo.
Los proveedores utilizan la publicidad para enganchar al consumidor a realizar sus compras, a menudo motivado por el ofrecimiento de un precio atractivo que puede o no corresponder a la realidad. La Ley General de Protección de los Derechos del Consumidor o Usuario No. 358-05 establece que la publicidad y las actividades promocionales de venta deben ser veraces, prohibiendo la utilización de imágenes, textos, diálogos, sonidos o descripciones que puedan causar inexactitud o inducir a error al consumidor sobre las características, precio y condiciones de compra o venta del producto o servicio ofertado.
La normativa es aplicada cuando se detectan conductas contrarias en la publicidad, como falsedad, inexactitud, exageración, parcialidad o artificio que puedan inducir a error. El Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Pro Consumidor) tiene la facultad de verificar la veracidad de la publicidad realizada por los proveedores en los medios de comunicación, con el fin de proteger los derechos de los consumidores y evitar que sean afectados por publicidad irresponsable. En caso de no conformidad, el proveedor está obligado a retirar el mensaje publicitario, hacer una publicidad correctora y sustituir los bienes o servicios adquiridos por efectos de la publicidad engañosa.
En resumen, la honestidad y la veracidad de la información son fundamentales para una publicidad responsable y respetuosa. Es importante que exista un equilibrio en el mercado entre proveedores y consumidores para garantizar que los derechos de los consumidores no sean vulnerados y sus intereses económicos no sean afectados. Es por ello que se prohíbe la publicidad engañosa y se establecen mecanismos para corregir y rectificar las falsedades en caso de detectarse, con el objetivo de proteger a los consumidores y promover un ambiente comercial justo y transparente. Por lo tanto, se debe promover prácticas publicitarias éticas y transparentes para asegurar una relación equilibrada y beneficiosa entre proveedores y consumidores.