El acto de deslizar el dedo por la pantalla del celular se ha convertido en un hábito cotidiano para muchos, consumiendo horas de nuestro día. Investigadores explican que este impulso es automático, debido a la construcción de un hábito a lo largo del tiempo. El diseño sofisticado de las aplicaciones y las funciones del cerebro entran en juego al momento de scroll, activando el circuito de recompensa del cerebro.
Nuestros cerebros buscan naturalmente ser recompensados, buscando constantemente nuevas fuentes de placer. Este impulso se ve exacerbado por el diseño de las redes sociales, alimentando continuamente nuestro deseo de recibir información interesante. Sin embargo, la corteza prefrontal del cerebro, responsable de tomar decisiones menos impulsivas, a menudo enfrenta dificultades para controlar nuestros impulsos de búsqueda de placer.
El scrolling desencadena un estado de flujo en el que perdemos la noción del tiempo, absorbiendo toda nuestra atención de manera adictiva. La distorsión temporal asociada al acto de scroll puede hacer que pasemos horas viendo contenido sin ser conscientes del tiempo transcurrido. Este patrón de conducta se convierte en un hábito difícil de romper, afectando nuestra capacidad de enfocarnos en otras tareas.
La adicción al celular no está reconocida oficialmente en el manual diagnóstico de psiquiatría, lo que dificulta establecer criterios claros de uso problemático. Sin embargo, expertos sugieren prestar atención a las propias preocupaciones y buscar ayuda si se ha intentado frenar el uso del celular sin éxito. Establecer rituales para separarse del celular, interactuar más con el mundo físico y navegar el impulso de scroll son estrategias recomendadas para controlar el uso excesivo del celular.
Reservar períodos de tiempo libres de celular, evitar tener el celular en la mesa durante las comidas y realizar actividades cotidianas sin depender del teléfono son medidas útiles para limitar el uso problemático del dispositivo. Ser consciente de los impulsos de scroll, entender cómo funcionan en nuestro cerebro y practicar la resistencia a estos impulsos puede ayudarnos a recuperar el control sobre nuestro tiempo y atención, enriqueciendo nuestra vida con experiencias más significativas. Es importante buscar un equilibrio saludable en el uso del celular y priorizar interacciones humanas y actividades fuera de la pantalla.