La preocupación por la cantidad de tiempo que los adolescentes pasan en sus teléfonos inteligentes es compartida por la mayoría de los padres. Aunque los teléfonos son herramientas fundamentales en la vida moderna para comunicarse, hacer consultas y coordinar tareas, el creciente número de horas que los jóvenes pasan en ellos, especialmente en redes sociales, revela una obsesión tecnológica. Esta obsesión se manifiesta en el miedo a perderse algo, conocido como FOMO en inglés.
Un proyecto de la BBC analizó los hábitos de 10 estudiantes de una escuela de Inglaterra que decidieron cambiar sus teléfonos inteligentes por aparatos básicos. Uno de los participantes, Will, pasaba más de ocho horas al día mirando su teléfono. Durante la desintoxicación tecnológica, su mayor preocupación fue tener que socializar con sus padres, ya que está acostumbrado a pasar la mayor parte de su tiempo libre viendo videos en TikTok. Otro participante, Ruby, reconoció que dejar de usar su teléfono le permitió abrir más la conversación con sus padres y adoptar hábitos más saludables.
Algunos adolescentes encontraron difícil desprenderse de sus teléfonos inteligentes durante la desintoxicación. La ansiedad por no poder estar conectados y perder cadenas de mensajes en Snapchat, conocidas como Snapstreaks, fue un desafío para varios participantes. Sin embargo, muchos expresaron sorpresa al descubrir lo liberadora que resultó la experiencia. Algunos durmieron mejor, se sintieron más productivos y experimentaron una sensación de aprendizaje y creatividad al salir de su zona de confort tecnológica.
Una encuesta realizada a jóvenes de entre 13 y 18 años reveló que un porcentaje significativo está de acuerdo con la prohibición de los teléfonos inteligentes y las redes sociales para menores de 16 años. Aunque la mitad de los encuestados reportó sentir ansiedad al no tener sus teléfonos, una parte importante de ellos expresó interés en limitar su tiempo de pantalla. Al final del experimento de desintoxicación digital, los adolescentes mostraron entusiasmo al reencontrarse con sus teléfonos inteligentes, pero también manifestaron el deseo de reducir su dependencia y encontrar un equilibrio saludable en su uso.
La experiencia de los jóvenes participantes en la desintoxicación tecnológica les permitió reflexionar sobre sus hábitos y encontrar nuevas formas de relacionarse con la tecnología. Muchos coinciden en la importancia de establecer límites en el uso de los teléfonos inteligentes y buscar actividades creativas y enriquecedoras lejos de las pantallas. A pesar de la dificultad inicial, experimentar la vida sin teléfonos inteligentes durante unos días les permitió reconectar con sus pasiones y abrirse a nuevas experiencias, demostrando que es posible encontrar un equilibrio saludable en la era digital.