El primer ministro eslovaco Robert Fico ha sido trasladado a un hospital después de recibir varios disparos, convirtiéndose en una figura política influyente en su país durante las últimas dos décadas. Fico, líder del partido de izquierda Smer, ha regresado al poder recientemente con un discurso nacionalista y antiinmigración, similar al del líder húngaro Viktor Orbán. A lo largo de su carrera, Fico ha experimentado un cambio en sus posiciones políticas, alejándose de sus raíces socialdemócratas y adoptando posturas ultranacionalistas y anti-UE. Sus polémicas reformas han generado protestas y críticas por parte de la oposición, que lo ve como un intento de consolidar su poder y limitar la independencia judicial y la libertad de prensa.
Fico, de 59 años, ha estado en el poder en tres ocasiones distintas, siendo la más reciente desde octubre de 2021. Sus medidas controvertidas incluyen la clausura de la Fiscalía Anticorrupción y la intención de cerrar la radio televisión pública, lo que ha provocado protestas multitudinarias en Eslovaquia. El Parlamento también está tramitando una ley sobre ONG que obligaría a revelar si reciben financiación extranjera, lo que ha sido comparado con normas similares en Rusia y Hungría. Estas acciones son vistas por la oposición como un intento de consolidar el poder de Fico y restringir la libertad de prensa y la independencia judicial, lo que ha exacerbado la polarización en la sociedad eslovaca.
Fico ha sabido explotar el descontento entre las clases desfavorecidas y en el ambiente rural para conseguir apoyo en la oposición contra la anterior coalición de centro derecha. Se opone a las cuotas de reparto de refugiados en la UE propuestas por Bruselas, ha criticado las sanciones contra Rusia y ha dejado de prestar ayuda militar a Ucrania. Su retórica y posturas lo han hecho comparado con el líder húngaro Viktor Orbán, debido a su nacionalismo y antiinmigración. Fico comenzó su carrera política en el Partido Comunista Checoslovaco y fundó el partido Smer en 1999, convirtiéndose en la principal alternativa a las coaliciones de centroderecha que gobernaron Eslovaquia en las últimas décadas.
La polarización política y social en Eslovaquia ha aumentado en los últimos años debido a las políticas de Fico, lo que ha generado un declive en la confianza pública en las instituciones y en el sistema político. La presidenta saliente, Zuzana Caputova, ha recibido amenazas de muerte y ha expresado su rechazo a presentarse a la reelección debido a la situación política y las tensiones en el país. Fico ha sido criticado por su estilo agresivo y sus intentos de limitar la libertad de prensa y la independencia judicial, lo que ha generado preocupación entre la oposición y la sociedad eslovaca en general.
En medio de la pandemia, Fico ha cuestionado las restricciones impuestas por el Gobierno y ha puesto en duda la efectividad de las vacunas, adoptando posturas cada vez más extremas y nacionalistas. Sus acciones, como la clausura de la Fiscalía Anticorrupción, han generado protestas multitudinarias y críticas en todo el país. La vuelta al poder de Fico ha sido vista con preocupación por parte de la oposición, que teme un aumento en la limitación de las libertades y la consolidación del poder del primer ministro. Su relación con la ultraderecha y sus posturas nacionalistas lo han convertido en una figura muy controvertida en Eslovaquia, generando división y tensión en la sociedad.