Máximo Castro Silverio, de 79 años, se despide de su cargo como diputado en la Cámara de Diputados después de 38 años ininterrumpidos en el puesto. En una entrevista con Listín Diario, Castro compartió detalles sobre su tiempo en la política, su unión al Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y cómo ha sido testigo de la evolución y declive del partido. A pesar de haber perdido en las últimas elecciones, Castro ha recibido apoyo de su familia y del presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Pacheco, para superar esta situación.
Castro admitió que se sintió mal al enterarse de que no había sido reelegido, pero destacó el apoyo que ha recibido de sus seres queridos y colegas. Aunque planea detallar las razones de su derrota en un libro que narrará su vida como legislador, adelantó que participó en las elecciones con ciertas debilidades, arriesgándose sin el respaldo necesario y enfrentando la falta de recursos en comparación con otros candidatos. A pesar de ello, Castro se define como un hombre humilde y sin ambiciones políticas más allá de la diputación.
El secreto de Castro para mantenerse en el cargo durante tanto tiempo ha sido el apoyo de su familia, así como su comportamiento respetuoso y su compromiso de atender las necesidades de las personas. A pesar de no acumular fortuna y de realizar campañas con pocos recursos, Castro ha logrado mantenerse en la política debido a su reputación y su entrega a sus responsabilidades. Se destaca como un hombre que ha logrado sus objetivos sin causar conflictos y que ha evitado aspirar a cargos políticos más ambiciosos.
Antes de dedicarse a la política, Castro era jugador de béisbol y trabajaba en una mueblería y colchonería de un familiar en el Distrito Nacional. Su ingreso a la política se dio en 1980, cuando fue nombrado parte de una comisión formada por el expresidente Joaquín Balaguer en Santiago. Desde entonces, ha ocupado varios cargos dentro del PRSC, incluida la secretaría general. Castro también mantuvo una relación personal con Balaguer, quien confiaba en su trabajo y le brindaba su apoyo.
Castro señaló que desde la muerte de Balaguer, el PRSC ha experimentado un declive, pasando de 61 diputados en 1986 a tan solo dos en la actualidad. El partido se ha dividido en varias ocasiones y Castro espera que una nueva generación de líderes pueda revitalizar y dirigir el partido hacia el futuro. A pesar de los desafíos internos del PRSC, Castro ha mantenido la esperanza de un relevo joven que pueda continuar con los principios del partido y hacerlo crecer. Con su mudanza de oficina próxima, Castro se despide de su tiempo como diputado con una larga trayectoria política.