El trasplante es un procedimiento complejo en el cual se reemplaza un órgano enfermo por uno sano de otra persona. Esta cirugía es solo una parte de un proceso que tiene múltiples aristas, tanto personales, familiares, sociales y gubernamentales. La necesidad de un trasplante de órgano sólido como riñón, hígado, corazón, pulmón o páncreas va más allá de ser una consecuencia de una enfermedad, ya que implica una baja calidad de vida para el paciente y limitaciones para la familia y allegados que lo acompañan en este difícil proceso.
El aumento de la supervivencia de pacientes con enfermedades terminales y la incorporación de nuevos enfermos con características similares ha llevado a una saturación de los servicios hospitalarios, tanto públicos como privados. Los pacientes que requieren un trasplante son considerados complejos debido a los altos costos y recursos que implican su tratamiento. Sin embargo, el trasplante junto con la medicación de inmunosupresión para evitar el rechazo del órgano, es fundamental para revertir de manera significativa las consecuencias de enfermedades catastróficas, devolviéndole calidad de vida al paciente y haciéndolo útil para sí mismo y para la sociedad.
Estudios como "Health-Related Quality of Life After Different Types of Solid Organ Transplantation" han demostrado que la gran mayoría de pacientes trasplantados superan el estatus de discapacitados según la escala de Karnofsky, liberando a sus familias de la carga y permitiendo que la sociedad funcione íntegramente. En una proyección económica realizada en Estados Unidos para el 2021, se demostró que un incremento del 5% en las donaciones de riñones por cadáveres podría ahorrar 4.7 billones de dólares y mejorar la calidad de vida de 30,870 pacientes, reduciendo así la necesidad de terapias de diálisis. Un aumento al 25% en las donaciones de riñones llevaba a un ahorro de 21 billones de dólares y a un efecto en la calidad de vida de 145,136 pacientes, resaltando la importancia de la cultura de donación de órganos.
En resumen, el trasplante de órganos sólidos es un procedimiento complejo que va más allá de la cirugía en sí misma. Implica una mejora significativa en la calidad de vida de los pacientes con enfermedades terminales, permitiéndoles ser útiles tanto para sí mismos como para la sociedad. La saturación de los servicios hospitalarios debido al aumento de pacientes complejos hace necesario un cambio en la cultura de donación de órganos para poder satisfacer la demanda y mejorar la vida de miles de personas. Los beneficios económicos y sociales de aumentar la donación de órganos son evidentes, no solo en términos de ahorro de costos para el sistema de salud, sino también en términos de mejoras en la calidad de vida de los pacientes y sus familias. La colaboración de todos los sectores de la sociedad es fundamental para lograr un sistema de trasplantes eficiente y equitativo que beneficie a toda la comunidad.