El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, instaurado por la ONU en 1999, adquiere especial relevancia cada 25 de noviembre. Según cifras recopiladas en noviembre de 2024, en 2023 hubo 484,000 víctimas de violencia perpetrada por sus parejas o exparejas en Francia. Estos datos provienen de una encuesta realizada a personas mayores de 18 años en varias regiones, detallando 109,000 víctimas de violencia física, 339,000 víctimas de violencia verbal o psicológica y 123,000 víctimas de violencia sexual.
En un contexto de libertad de expresión y esfuerzos policiales por mejorar las condiciones para las víctimas, el número de víctimas registradas se ha más que duplicado desde 2013. Sin embargo, solo el 14% de las víctimas presentaron denuncia ante las autoridades por los incidentes sufridos en 2022, según la encuesta VRS. La violencia de género ha estado presente a lo largo de la historia, siendo el Código Napoleónico en 1804 un ejemplo de la subordinación de las mujeres a sus esposos, siendo consideradas como "incapaces" y privadas de sus derechos civiles.
La violencia doméstica ha sufrido cambios en su tratamiento legal a lo largo de los años, siendo solo a partir del siglo XIX cuando se comenzó a hablar de intolerancia ante este tipo de violencia. Las mujeres intelectuales han luchado por la igualdad de género a lo largo de la historia, destacando figuras como Christine de Pizan, Madeleine de Scudéry y Olympe de Gouges. El feminismo ha generado avances concretos en los derechos de la mujer, especialmente tras las revoluciones del siglo XIX.
El concepto de violación conyugal ha evolucionado a lo largo del tiempo, siendo reconocido legalmente en 1990 en Francia. Por otro lado, el feminicidio no tiene un estatus legal en el país, aunque se ha discutido su inclusión en el Código Penal. En comparación con otros países donde el feminicidio está tipificado, como en América Latina y Bélgica, Francia aún enfrenta desafíos en la lucha contra la violencia de género.
A pesar de los avances legislativos y los movimientos feministas, la lucha contra la violencia hacia las mujeres sigue siendo una batalla constante. El reciente caso Mazan, que conmocionó a la sociedad francesa, es un recordatorio de la persistencia de esta problemática. A través de juicios públicos como el de Mazan, se busca dar visibilidad a las víctimas y cambiar la narrativa de la vergüenza en torno a la violencia de género. La educación y el cambio de actitudes son clave para erradicar este flagelo.