Las metaleras en la carretera Sánchez, especialmente en el sector Barsequillo, se dedican a la recogida y venta de chatarras, convirtiendo la zona en un lugar para comprar y vender metales, plástico, bronce y otros materiales. La mayoría de las personas llevan estos objetos a los negocios, pero a veces los metaleros deben ir a buscarlos. Los precios varían, pero en su mayoría se establecen en 12 pesos por kilo. Estos puestos abarcan alrededor de 1.5 kilómetros y muchos no están regulados.
Muchos de estos comerciantes almacenan metales desde hace mucho tiempo, pero otros logran venderlos rápidamente a empresas que compran estos materiales. Algunos tienen metales guardados durante años, alegando que al estar almacenados no representan un problema. En ocasiones, los camiones tardan hasta 15 días en llenarse antes de ser trasladados. Algunos creen que la disminución de basura se debe a que la gente recoge estos desechos para ganar dinero, mientras otros creen que la situación sigue igual.
Los metaleros expresan que no tendrían problema en reubicarse si las autoridades así lo solicitaran. Algunos consideran que dependerá de la zona a la que sean trasladados, ya que no todos los lugares son adecuados para este tipo de negocio. Algunos comerciantes ven la carretera como un lugar riesgoso, pero también como una propiedad privada. Algunos dueños de locales han decidido trasladar sus metaleras a otras zonas por diversas razones, como preocupaciones de salud.
Sobre los posibles daños al medio ambiente, los metaleros creen que no causan ningún problema, argumentando que al trasladar los metales a otras zonas, no representan un peligro. Sin embargo, algunos de ellos tienen metales almacenados desde hace meses. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los metales como el plomo son uno de los principales contaminantes en la tierra y el suelo. Otros metales pesados como mercurio, arsénico, cadmio y cromo también son contaminantes preocupantes.
El PNUMA destaca que estos contaminantes pueden degradar la biodiversidad y el funcionamiento del suelo, además de reducir la productividad agrícola. La presencia de metaleras en la carretera Sánchez plantea un desafío para la salud y la comunidad, ya que estos materiales pueden representar un peligro para la salud de las personas y el medio ambiente. A pesar de las opiniones divergentes de los comerciantes informales, es importante considerar el impacto de estas actividades en el entorno y tomar medidas para garantizar la salud y el bienestar de todos.