En Santo Domingo Oeste, varias niñas han contado historias sobre las aberraciones sexuales que habrían sufrido a manos del pseudo-pastor Johan Castillo Ortega de la "Iglesia Libre". Mientras tanto, en Higüey, Víctor Manuel Kery, líder de la Iglesia "La Antorcha de la Verdad", enfrenta acusaciones de violación a menores. Kery parece tener una predilección por los niños, mientras que Castillo Ortega habría preferido abusar de niñas. Ambos casos han generado conmoción en la comunidad religiosa y en la sociedad en general.
El Ministerio Público ha solicitado medidas de coerción contra Key, quien fue arrestado tras las denuncias presentadas por dos presuntas víctimas. Estos jóvenes, hoy adultos, describieron el horror que vivieron cuando eran niños y fueron obligados a tener relaciones sexuales con el supuesto pastor. Las víctimas relatan que fueron amenazadas y obligadas a acceder a los abusos sexuales que sufrían, bajo el pretexto de que era parte de su fe y obediencia a la autoridad religiosa.
Uno de los jóvenes, identificado como I.A.M., relató cómo el Pastor Kery abusó de él cuando tenía 17 años, aprovechando su confianza y utilizándolo para satisfacer sus deseos sexuales. Según el relato, Kery obligaba a los jóvenes a participar en actos sexuales dentro de la iglesia y les mostraba material pornográfico. Las presuntas víctimas también mencionaron que el pastor intentó violar a otros compañeros. Estos hechos han causado consternación en la comunidad y han generado un debate sobre la necesidad de proteger a los menores de posibles abusos por parte de líderes religiosos.
La comunidad religiosa se encuentra conmocionada por estos casos de abuso sexual protagonizados por líderes eclesiásticos. La confianza en las figuras de autoridad religiosa se ha visto afectada y se ha generado un debate sobre la protección de los menores en las iglesias. Las autoridades han tomado medidas para investigar y enjuiciar a los responsables de estos abusos, demostrando que no habrá impunidad para aquellos que cometan este tipo de delitos. Es fundamental que se brinde apoyo y protección a las víctimas de abuso sexual, especialmente cuando se trata de menores de edad que han sido vulnerados en su integridad física y emocional.
Los líderes religiosos tienen una gran responsabilidad en la guía espiritual y moral de sus fieles, por lo que es inaceptable que abusen de su autoridad para cometer actos de violencia sexual. Estos casos ponen en evidencia la importancia de fortalecer los mecanismos de control y supervisión en las iglesias, así como de promover una cultura de denuncia y protección de los derechos de los niños y adolescentes. La sociedad debe unirse en la lucha contra el abuso sexual y garantizar que los responsables sean llevados ante la justicia para que se haga justicia en nombre de las víctimas que han sufrido estos terribles delitos.