El Partido Demócrata está considerando a Kamala Harris como candidata frente a Donald Trump en las elecciones de noviembre. Esto se debe a un intento por superar el racismo y el sexismo que persisten en algunos sectores de Estados Unidos y que Trump ha sabido explotar en su beneficio. Harris necesita consolidar su apoyo dentro del partido, donde la opinión de exdirigentes y líderes del Congreso será crucial. El caucus afroamericano ya ha respaldado a la vicepresidenta, de origen jamaicano e indio.
El presidente estadounidense, Joe Biden, ha expresado su apoyo total a Harris para ser la nominada del partido para las elecciones de noviembre. Sin embargo, figuras destacadas del partido como Barack Obama, Nancy Pelosi y Chuck Schumer aún no han manifestado su respaldo a Harris ni a ningún otro candidato. Harris se enfrenta a un desafío histórico, ya que solo ha habido un presidente afroamericano en la historia de Estados Unidos: Barack Obama.
Estados Unidos tampoco ha elegido a una mujer como presidenta. En las elecciones de 2016, Hillary Clinton fue la primera nominada por uno de los principales partidos del país, pero perdió frente a Trump. Si Harris se convierte en la candidata, la raza y el género serán parte central de la campaña, especialmente ante un Trump que ha mostrado un discurso populista marcado por el racismo, la xenofobia y el odio hacia el otro.
El contraste entre Trump y Harris es innegable. Harris podría hacer historia como la primera mujer negra nominada por uno de los grandes partidos y también como la primera mujer negra en llegar a la presidencia. Antes que ella, Shirley Chisholm en 1972 aspiró a la nominación presidencial, pero no logró ser la candidata demócrata. Cincuenta años después, la barrera racial y de género sigue siendo un obstáculo formidable en la política estadounidense.
Si Harris es elegida como candidata a la Casa Blanca, es probable que su compañero de fórmula sea un hombre blanco. En la lista de posibles vicepresidentes figura Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, o los gobernadores de Carolina del Norte y Kentucky. La campaña de Harris representa un intento de superar la división racial y de género en la política estadounidense y podría marcar un cambio significativo en la historia del país.